Recientemente ha salido a relucir que la diócesis del municipio de Arecibo ha sido una cuna de sacerdotes pedófilos (quienes, al escuchar la palabra «cuna», levantaron instintivamente la cabeza y echaron una miradita). Aparte de la querella en contra del monseñor Fernández, el nuncio Josef Wesolowski fue destituido por abuso sexual a menores, y el sacerdote José Colón Otero está siendo investigado por cargos similares. Esta confluencia pedofílica de dicha magnitud ha causado que investigadores dentro de la Santa Sede consideren simplemente presumir que todos los curas de dicho municipio tienen algún tipo de trapito sucio para así ahorrarse tiempo y esfuerzo: «Nos saldría más barato botarlos a to’s e importar curas de pueblos limítrofes que sí sepan dejarse la sotana puesta en presencia de niños».
El más reciente en la lista de religiosos arecibeños siendo investigados, el monseñor Daniel Fernández Torres, no se quedó callado ante las imputaciones en su contra, alegando: «sé que si al mismo Jesucristo lo crucificaron y lo humillaron por ser Él mismo la Verdad, el escarnio es parte de los seguidores de Cristo«. El obispo aclaró: «Y no es que esté comparando mi sufrimiento al de Jesús, porque no hay comparación. A él simplemente lo crucificaron y se murió rapidito, ¡pero esta investigación en mi contra sin duda durará meses! Dios mío», imploró dramáticamente, «¿por qué me has desamparado?», mientras desde las alturas Dios le lanzaba una mirada que solo podría describirse como «death-to-you«.
Por su parte, el Salvador no pudo contener su ira cuando escuchó su nombre en boca del asediado sacerdote: «Are you shitting me!? Em-BUSTE que este tipo me mentó para intentar zafarse de estas acusaciones… Caramba, ¡cuando yo dije ‘Dejad que los niños vengan a mí’, no me refería a esta mala costumbre que tienen estos supuestos ‘hombre de Dios’ de hoy día! Lo mío era amar al prójimo como a uno mismo; no juzgar las fallas ajenas; y vivir humildemente y ser caritativo con los necesitados. ¡Que alguien me explique cómo de eso llegamos a sobetear menores de edad; tildar a medio mundo de pecadores y tirarlos a mondongo; y a vivir en fastuosos edificios decorados con oro! Si van a intentar hacerse los más sufridos para excusar sus cochinadas, háganme el favor de dejarme al margen a mí, ¿ok? ¡Ya bastante tengo con estar en la boca de cuanto deportista, rapero y político hay por ahí!».