Entre las manifestantes se encontraba la líder del grupo feminista ucraniano Femen, Inna Shevchenko, quien por el nombre podría también chiripear como espía rusa o como amante de James Bond. La demostración en El Vaticano se organizó para que coincidiera con la manifestación en París en contra del plan del gobierno francés de legalizar los matrimonios de personas del mismo sexo — la cual, debido a la edad promedio de las personas que esbozan ese punto de vista conservador, esperamos encarecidamente no haya envuelto exhibiciones pechuguísticas.
«Ay, ¿qué pasó con esas muchachitas tan simpáticas que las taparon y se las llevaron tan rápido?», preguntó el Papa oteando entre la multitud desde su balcón a ver si todavía podía atisbar algo. «Si querían traerme un mensaje, o defender un punto, aquí estoy yo: ¡nadie puede acusar a la Iglesia Católica de ser intransigente o retrógrada y de no escuchar a razonamientos lógicos!». Aunque adelantó que es improbable que una protesta tan sensacionalista y chabacana haga que alguien cambie de parecer, el Sumo Pontífice explicó: «Yo soy el emisario de Dios para todos los humanos, no solo los católicos, así que las exhorto a que regresen en otro momento para que expongan sus argumentos sin vergüenza y saquen todo al aire», añadió, advirtiendo rápidamente: «Ahora bien, no fatties!«.
«Nosotrras protestarr parra demostrrarr apoyo a comunidad homosexual, no parra darr show grratis a viejitos en sotanas», explicó Shevchenko con lo que esperamos hayan podido apreciar fue un fuerte acento ruso (o ucraniano… bah, ¡como si hubiera alguna diferencia!). «Bueno, también prrotestarr para fichurrearr y salirr en periódicos como si hubiérramos hecho grran cosa, ¡perro eso serr otrras veinte grivnas!».