El anunciado cambio al formato de SuperXclusivo, suponen muchos, es debido al creciente boicot a SuperXclusivo que cada vez va ganando más infamia en los medios nacionales. «¿Qué boicot?», preguntó Joe Ramos airado. «¿Qué boicot? ¿Boicot de qué? Una organización espontánea de pueblo», aclaró parcamente. Ramos insistió que la decisión de ya no transmitir SuperXclusivo en vivo, sino de pregrabarlo, no se puede considerar una victoria para el movimiento para sacar el programa del aire, «porque la madre mía va a dar el brazo a torcer y otorgarle aunque sea un ápice de razón a esas lloroncitas tiquismiq– ¡perdón! –a nuestros valorados televidentes».
«¡Qué alivio!», suspiró Josué Mangual, residente de Loíza y otrora fanático de la muñeca bochinchera. «A mí no me gustaba cuando La Comay se reía de que los negros no deberíamos pasar en frente de la fábrica de monos en Guayama porque podrían capturarnos. O sea, si alguien va a perpetuar actitudes racistas decimonónicas que hace tiempo debieron haber muerto en una isla con tanta influencia africana, ¡lo menos que puede hacer es no hacer sus comentarios en vivo!».
Otros televidentes igualmente vieron con buenos ojos que el lenguaje de odio destilado por los animadores de SuperXclusivo ya no sea en vivo, sino pregrabado: «Ahora cuando La Comay use el epíteto ‘pato’ para referirse a un homosexual», opinó Martino Fernández, vecino de Hato Rey, «sabré que no lo está diciendo en ese preciso momento, sino que lo dijo hace dos horas, y que los censores de WAPA le dieron el visto bueno. Total, ¿qué más da un poco de homofobia sobre una montaña de chismes maliciosos, comentarios racistas y burlas a Reymundo y to’ el mundo?».