San Diego, California – Como muestra de que incluso él también tuvo «comienzos humildes» al igual que cualquier otro empresario, Mitt Romney, candidato presidencial por el Partido Republicano, anunció que todavía mantiene enmarcado el primer billete de un millón de dólares que ganó en su primer trabajo.
Este, el primer billete de un millón de dólares que ganó Mitt Romney, guarda un lugar especial en su corazón, y todos los millones posteriores no han podido desplazarlo
«Ah, ¡qué tiempos aquellos!», rememoró Romney con un suspiro melancólico acariciando el marco que aún contiene intacto el billete de un millón de dólares. «Yo no era más que un chiquillo de 36 años, armado solamente de mis ímpetus de juventud; mis ansias de progresar; y la fortuna de mi familia. ¿Quién jamás hubiera imaginado que ese muchachito que se hizo CEO de Bain Capital en el ’83 terminaría haciendo una millonada comprando compañías a punto de la quiebra, cargándolas con deudas, y vendiéndolas por más dinero de lo que se invirtió, aunque el negocio termine después en bancarrota?», preguntó retóricamente el acaudalado candidato. «Bueno, yo me lo imaginé, ¿vite?», añadió rápidamente, «así que quizás la pregunta no era tan retórica na'».
Romney mantiene su primer billete de un millón enmarcado (y no en su billetera) por temor a gastarlo accidentalmente «en las contadas ocasiones que pago con efectivo para parecer un tipo normal»
Ese primer millón de dólares, según Romney, lo obtuvo tras invertir en Staples, la compañía de efectos de oficina. «¡Qué jóvenes e idealistas éramos en aquel entonces!», exclamó el exgobernador de Massachusetts refiriéndose a él y a los otros miembros de la financiera Bain Capital. «Recuerdo cuando todavía creía en encontrar buenas compañías en búsqueda de inversionistas, financiarlas, y ayudarlas a echar pa’lante: ¿en realidad fui así de iluso alguna vez? ¿En serio alguna vez pensé que era más rentable prestarle dinero a start-ups de porvenir incierto que aprovecharme oportunistamente de negocios moribundos y exprimirles hasta el último centavo? ¡A la verdad que la ignorancia es atrevida!», opinó Romney de su juvenil encarnación menos maquiavélica.
Mitt Romney cuando era un inocente mozo de 36 años, firmando el contrato que le ganaría su primer millón de dólares
Romney prometió que, de ganar la presidencia, el billete enmarcado figuraría prominentemente en la Oficina Ovalada, «para que yo nunca me olvide de mis raíces y de dónde vengo, y para que quienes entren a mi despacho se acuerden que, siendo presidente o no, yo podría comprarlos si quisiera».