A modo de prueba, el presidente Obama procedió a tocar al senador republicano John McCain, recuperando este milagrosamente el completo uso de sus extremidades, las cuales fueron dañadas durante su tiempo como prisionero de guerra en Vietnam. «¡Puedo caminar y moverme como nunca me he podido mover desde los 30 años! ¡Gracias, Oba…! ¡Que diga! ¡Aléjate de mí, diablo socialista! ¡Aléjate, Satanás, destructor de empleos antiamericano! Chacho, por poco se me olvida que él no puede hacer nada bien», confesó el Senador.
«Se lo dijimos, ¿verdad que se lo dijimos?», anunció triunfalmente Michele Bachman, candidata presidencial por el partido republicano. «Aquí está este presidente, curando enfermos sin licencia médica alguna, destruyendo los trabajos de miles de doctores en este país y pretendiendo que el gobierno sea el único proveedor de servicios médicos. Total, esto tiene que ser un engaño, él le dio la mano horita a (el representante) Bernie Frank y yo lo veo más gay que nunca. ¡No lo curó de su enfermedad un carajo!», aseguró.
Inmediatamente después del discurso, el presidente republicano del Congreso, John Boehner, anunció que se estaría lanzando una investigación congresional sobre si el presidente Obama ha sanado en algún momento a miembros de Al Qaeda o el Talibán «porque carajo, esa es la única explicación de por qué el presidente Bush no pudo exterminarlos».