Marte, El Planeta Rojo – Atemorizado tras haber visto la película «Mars Attacks!», el Presidente George W. Bush decidió realizar un ataque preventivo al planeta Marte, para adelantarse a cualquier intentado bélico del Planeta Rojo. A pesar de las recomendaciones de sus consejeros militares de no malgastar tiempo y dinero en invadir a «un planeta inerme lleno de piedras», Bush insistió en que sólo así se podría «defender la democracia en nuestra galaxia» y «darle un bien merecido amansaguapo a esos alienígenas igualados».


Uno de los extraterrestres de la película «Mars Attacks!», quien, a pesar de ser ficticio, se quiere quedar con el canto, según Bush

«Esa película de ‘Mars Attacks!’ me abrió los ojos», explicó el Presidente. «Al ver cómo esos jodíos marcianos nos cogieron de soca no una, sino dos veces, me acordé del viejo refrán: ‘Si me engañas una vez, mala tuya; si me engañas… otra… dos veces… pérate, ¿cómo era?’ Anyhoo, el punto es que la madre mía me va a venir a coger de pendejo a mí: ¡ya bastante tuve con la vez aquélla que los canadienses nos comieron los dulces con su ataque sorpresa!» El primer mandatario también citó que le alarmó el descubrimiento de la posible existencia de agua en Marte en el pasado, que podría señalar que quizás hubo alguna vez vida en el planeta, «o que quizás la hay ahora mismo, y que ésta está planeando venir acá y tumbarnos el kiosko», opinó doctamente el Presidente.


Evidencia dudosa de agua en Marte, o, como dice Bush, «prueba fehaciente de que los marcianos nos quieren llenar la cara de dedos»

Bush continuó describiendo que no podía permitir que alguna raza inteligente y potencialmente islámico-extremista que viviese secretamente en Marte atacara a la Tierra, «o al menos a los Estados Unidos, que es lo que más importa», y que de la misma manera que su Guerra en Irak ha terminado instantáneamente con el terrorismo en el mundo, la venidera Guerra en Marte hará lo mismo en el Sistema Solar entero. «¡Esos marcianitos de pacotilla sabrán lo que es la libertad, aunque nuestro trasbordador ‘Martian Freedom’ tenga que enseñárselo a coces y a detonaciones termonucleares!», aseguró Bush fervorosamente.


El trasbordador «Martian Freedom» orbitando sobre el Planeta Rojo, a punto de llover fuego, destrucción, y libertad sobre Marte

Admitiendo que el ejército estadounidense está ya extendido a su límite con la Guerra en Irak, el primer mandatario tuvo que ingeniárselas para poder conseguir más soldados dispuestos a embarcarse en tan peligrosa misión: «Simplemente lo que hicimos fue poner una nave espacial en México, cerca de la frontera, y dejarla con la escotilla abierta, con un rotulito al lado que decía: ‘Avión Hacia Estados Unidos’. Chacho, más rápido que ligero eso se cundió de mexicanos, y cuando ya no cabía otro más cerramos la escotilla y despegamos el cohete en dirección a Marte. Y no, no me miren con esa cara, que el cohete está lleno de tortillas, guacamole, y carne de gato, o sea que esa gente va a comer en esa nave mejor de lo que comían en Xochiquetzaljuato, o donde carajo fuera que vivieran antes», aseguró Bush en un derroche de compasión.


«¡Sí, sí, corran hacia el cohete, mexicanitos míos!», invitó el Presidente; «En Marte no existe la Migra…»

Michael Griffin, el Administrador de NASA (National Association… of Space… Ay, qué sé yo), por su parte, manifestó desconcierto con el plan de la administración de Bush: «Me parece algo descabellado pensar que un chorro de civiles, y encima de eso latinos, pueda sobrevivir el viaje de nueve meses a Marte, sobre todo cuando ningún astronauta entrenado lo ha hecho jamás: además, esa carne de gato se les va a poner rancia bien rápido». Las dudas de Griffin fueron las mismas que manifestaron absolutamente todos los generales del ejército estadounidense, quienes opinaron unísonamente que «no hay por qué invadir a Marte, si nosotros podemos pensar en problemas más importantes aquí en la Tierra»; sin embargo, el Presidente Bush prosiguió con su plan, diciendo: «Yo siempre escucho a mis Generales, y oí bien claro lo que ellos me dijeron: ‘[…] hay […] que invadir a Marte, […] no[…] podemos pensar en problemas más importantes aquí en la Tierra’. ¡Sólo con el testigo!»


Pancho Juárez, uno de los tripulantes del trasbordador, haciéndose un taco de carne de gato «como los de mi Amá allá en Xochiquetzaljuato»

A decir verdad, el único fanático del plan del Presidente es Dezhop Brootenbod, Canciller Supremo del planeta Fernóbulax 5, quien está planeando en estos momentos invadir a la Tierra y obligar a todos sus habitantes a servirle como esclavos y rendirle pleitesía a su Deidad Máxima: «¡Me parece tremendo el plan del Terrícola de los Ojos Pequeños y Cerebro de Simio! ¡Sin su cohete espacial lleno de aguerridos mexicanos ya nadie podrá hacerle frente a las hordas fernobulaxianas cuando invadamos a su primitivo planeta! ¡Xenu Ackbar!», ululó con fanatismo desbordante.

Por El Rata