«Uff… ¡Qué alivio sentí cuando leí Syed Rizwan Farook y Tashfeen Malik!», suspiró aliviado Billy Joe Howle, devoto cristiano de domingo y dueño de todo un arsenal en su casa. «Eso es pa’ que vean lo que siempre hemos dicho: que el problema aquí son los inmigrantes. ¡Mira, y que traer sirios para acá! ¡Tomen, liberales hijoeputas!», gritó. Al tratar de explicarle que el principal sospechoso es americano y que su señora esposa entró legalmente al país, este contestó con un «¡La-la-la-la-la!», tapándose los oídos.
«Estoy desilucionado con que los atacantes no son blanquitos de ojos azules y que no estaban buscando un local de Planned Parenthood pa’ explotar… pero tengo bastante material aquí para hablar mierda como quiera», explicó Rob Simpson, orgulloso hipster liberal de San Francisco mientras acariciaba su fino bigote encerado. «Lo que esto realmente significa es que cualquiera puede conseguir una pistola en este país. ¿Ven cómo el problema aquí son las pobres leyes regulando la compra de armas? ¡Y qué apropiado que fue un ciudadano americano el que hizo esto! Pa’ que vean, que los peores terroristas son los que producimos nosotros mismos y no esos pobres refugiados sirios que buscan oasis en nuestra tierra. Mejor que se queden en sus refugios y no vengan a este país que se va por la borda», criticó tomándose un latte de Starbucks. Al preguntarle si en algún momento ha donado a alguna entidad caritativa que ayude a los refugiados, este se alejó gritando «¡La-la-la-la-la!» y tapándose los oídos.
Por otro lado, expertos en el tema aseguraron que lo que sí comprobó este ataque es que lo que hay que hacer es apagar la luz y mudarnos pa’l carajo pa’ Groenlandia, porque esto aquí se jodió.