«¿Aquí alguien está sorprendido que me oponga recalcitrantemente a la apertura con Cuba? O sea: ¿ustedes se creen que me van a dejar bajarme del avión en Miami si digo alguna otra cosa? ¿De verdad se creen que tía Julia me va a invitar pa’ su casa a comer su sabroso cerdo asado con congrí y yuca al mojo si yo le doy el visto bueno a esto?», explicó con cara de preocupación el senador. «No m’ijo, si digo lo OB-vio, que es que el régimen cubano nunca se doblegó, que esta estrategia de más de 50 años no funcionó, y que la mejor forma de promover la democracia es con el libre flujo de personas e ideas entre estos dos países vecinos, pues voy a acabar las Navidades en casa de uno de esos blanquitos a los que me quiero parecer, probando un insípido pavo con una Miller Lite. ¡Eso sería una triste Navidad!», exclamó.
El Ñame confirmó que tía Julia todavía tiene a su sobrino predilecto en la lista de invitados para su cena de Nochebuena, y que si se sigue portando bien, hasta lo va a dejar repetir.