«¿Vieron ese tronco de discurso que dio Obama?», preguntó embelesada una de las delegadas demócratas. «¡Y me refiero al de Michelle, claro está! Fue un mensaje claro, emotivo, lleno de compasión y de esperanza. ¿Por qué exactamente es el esposo de ella quien es el Presidente, y no ella misma? Ah, ¿y qué tal ese discurso de Bill Clinton? ¡Tremendo! ¡Ya veo por qué Mónica Lengüinski le meneó el rabo! ¡Chacho, yo cambiaría mi voto como delegada para nominar a Michelle para presidente y a Bill Clinton para vicepresidente, que seguramente con esos dos conseguimos más votos que con Mr. Promisebreaker-In-Chief y Joe ‘Gaffe-Meister‘ Biden!».
Otro de los delegados secundó esa moción, explicando: «Barack Obama nos prometió villas y castillas durante la campaña, y cuando salió electo nos dimos cuenta que esas villas estaban to’as destartalá’s y las castillas estaban cayéndose en cantos. Supuesta y alegadamente él iba a cerrar el centro de detención de terroristas en Guantánamo; iba a quitarle las exenciones contributivas a los ricos; y trabajar con los republicanos de manera bipartita. Por otro lado, Michelle no nos ha prometido nada, ¡así que no hay manera que nos falle!».
Otro delegado no podía dejar de loar a la Primera Dama: «Esa Michelle sí que es toda una mujer hecha y derecha: ¡ella sí que no come cuento! Michelle no se pondría con los ñeñeñés y melindres de su marido y haría lo que hay que hacer y tumbaría los cocos que haya que tumbar para cumplir con su palabra. ¿Qué republicano tendría los pantalones de llevarle la contraria, so pena de que ella le dé un amansaguapo público?». El delegado también avaló la inclusión de Bill Clinton en la papeleta, aunque admitió sentir algo de inquietud, «porque si aun con todas las responsabilidades de la presidencia Bill Clinton pudo jugar a ‘hide the cigar‘ con una interna, ¡no me quiero ni imaginar qué barbaridades haría con todo el tiempo de ocio que deben tener los vicepresidentes!».
A pesar de toda la popularidad de la idea que surgió luego de terminada la convención de nominar a Michelle Obama en vez de a su marido, las reglas del Partido Demócrata estipulan claramente en la Sección 4, subpárrafo 3a que, una vez ofrecida y aceptada la nominación presidencial: «No takesies-backsies!«.