A pesar de que el campo primarista republicano cuenta con una variedad casi interminable de hombres blancos y ricos, por alguna razón ninguno de ellos goza de tanto apoyo entre los votantes como Herman Cain, el ex CEO de Godfather’s Pizza y miembro del selecto club de «Negros que Votan Republicano y lo Admiten». Las encuestas han tenido a otros transitorios ganadores, como a Mitt Romney (exgobernador de Massachusetts) y a Rick Perry (gobernador de Texas), pero Cain ha logrado inexplicablemente mantenerse en la delantera por varias semanas a pesar de tener más melanina que el resto de los candidatos juntos.
«Este es un momento de suma importancia para nuestra colectividad», aseguró orgullosamente Reince Priebus, quien a pesar de su nombre es el presidente del Comité Nacional Republicano y no un nuevo económico modelo de la Toyota. «Por primera vez en nuestra historia, a pesar de que tenemos güelemil candidatos más blancos que el armiño entre quiénes escoger, el favorito es un hombre negro que no tiene experiencia política y cuyo transfondo en negocios es liderear una cadena de pizzerías. Acá entre nos, él ciertamente no es la persona que ganará las primarias», admitió Priebus, «¡pero qué bueno que como republicanos pudimos hacer a un lado nuestra desconfianza en las minorías para, aunque sea transitoriamente, fingir que nuestro candidato predilecto no es un blanquito riquitillo!».
Cain, por su parte, admitió estar «más sorprendido que nadie» que su supremacía en las encuestas haya durado por tanto tiempo. «Al principio pensé que se trataba simplemente de una anomalía», explicó el candidato por ahora ganador, «tú sabes, simplemente algo para que la gente no tilde al Partido Republicano de racista por toda la mierda que hablamos en contra de los inmigrantes ilegales. Sin embargo, ahora que ha salido a relucir que no sé tres carajos de lo que estoy hablando y que me han acusado de acoso sexual, me maravillo de seguir alante en las encuestas. Por Dios, ¿qué tengo que hacer para perder el favor del partido?», preguntó Cain razonablemente. «¡Ni siquiera los espanté con ese anuncio mío donde al final sonrío como un pederasta empedernido!».
Ciertamente la base de los republicanos no se ha amedrentado por la revelación de que Cain fue acusado en los noventas de acosar sexualmente a algunas de sus entonces empleadas, ni por el hecho de que Cain insinuó en una entrevista que creía que China no tenía aún bombas nucleares (a pesar de que las tiene desde los sesentas). «El que el candidato sea medio sobón es una materia privada que no es de nuestra incumbencia (¡a menos que la persona en cuestión sea un demócrata, claro está!)», explicó Priebus. «Y de que no sepa tres carajos acerca de política externa nos importa menos: ¡los republicanos no somos amigos ni de los sabelotodos ni de la gente ‘cualificada’!».
Expertos en política aseguran que a un año de los comicios tiene sentido que Cain sea el favorito sobre otros candidatos más cualificados, pero que «se le acabará el guiso cuando los republicanos se den cuenta que aparentar ser racialmente modernos no es más importante que comerle los dulces a Obama en las elecciones».