Montecito, California – La multimillonaria anfitriona televisiva Oprah Winfrey, considerada por muchos una de las mujeres más influyentes del mundo moderno, anunció ayer su intención de correr para la presidencia de los Estados de Unidos de América, y a cuestión de apenas unas horas de su proclama, ya había sido juramentada como la primera mujer presidenta en la historia de la nación estadounidense.
Aunque Winfrey se crió en la pobreza, a través de los años ascendió la escalera corporativa para pasar de ser una de las mujeres ancla de las noticias locales a ser la dueña de una empresa multimillonaria que consiste, entre otras cosas, de un talk show sindicado dirigido a mujeres con baja autoestima, y una revista llamada «O» en cuya portada siempre figura la misma Winfrey (por si acaso a alguien se le pudiera olvidar de quién es la revista). Dada la cantidad de dinero que Oprah ha logrado acumular a través de los años y el gran número de personas que ven religiosamente su programa televisivo, muchos consideran que ella es una de las mujeres más poderosas del planeta, una opinión que sólo fue cimentada al convertirse ésta en la próxima presidenta de los Estados Unidos.
Una portada de la revista «O», y su dueña que es tan tímida para las cámaras
«A decir verdad, ya me estaba cansando de mi imperio», confesó Oprah, reposando en un exquisito diván de terciopelo que instaló en la Oficina Ovalada, mientras un musculoso hombre blanco la abanicaba. «Sí, tengo un programa visto por millones de mujeres acomplejadas que francamente harían un pacto suicida en mi nombre si yo se lo pidiese; este programa es también un palco desde el cual puedo decidir cuál será el próximo best-seller de la lista de libros del New York Times… pero francamente, ya estaba aburrida». A pesar de que inicialmente Winfrey había declarado su respaldo por el candidato demócrata a la presidencia, Barack Obama, la empresaria terminó percatándose que ella misma sería capaz de lograr el escaño fácilmente, y que quizás ése sería el estímulo que llenaría su vida llena de opulencia y poderío total.
Éste es sólo un ejemplo de algún libro totón que Oprah ha hecho desmesuradamente popular
Al instante de proclamar su deseo por ser la próxima Comandante en Jefe de la nación americana, tanto Obama como su contrincante republicano, John McCain, anunciaron el fin de sus respectivas campañas electorales, y ambos estuvieron de acuerdo en endosar la candidatura de Winfrey y cederle el puesto a ella. Obama explicó: «Hay que saber cuándo uno está en las de perder: Oprah es negra como yo, mujer como Hillary [Clinton], y tiene los chavos de la esposa de McCain: ¡es invencible!». A esto, McCain añadió: «Yo estuve en un campo de concentración vietnamita por casi seis años, aguantando torturas diarias tanto físicas como emocionales, pero sé que no podría aguantar un solo día en una campaña contra Oprah Winfrey… y a decir verdad, creo que ella sería mejor presidente que yo… ¡y ni hablar de [Sarah] Palin!». Debido a esta posición de ambos candidatos, y de hecho, a petición de éstos, John Roberts, el Juez Presidente del Tribunal Supremo, juramentó ayer a Oprah Winfrey como la primera mujer presidenta de los Estados Unidos.
Oprah diciéndole a Obama: «Se te acabó el guiso, papito: ahora me toca a mí»
Ahora que Winfrey logró su nuevo sueño de «dejar de dictarle a amas de casa aburridas qué leer, y en vez dictarle al mundo entero qué hacer», ésta manifestó sentirse «finalmente satisfecha» sobre el rumbo que está tomando su vida. «Venir de la pobreza absoluta a ser la primera mujer negra en tener más de mil millones de dólares en el mundo es pellizco de ñoco: basta sólo tener talento, mucho tesón, y, francamente, ser yo (lo que encuentro sumamente sencillo). Pero ser la líder del mundo entero, eso sí que es un logro: ¡pronto estarán las mujeres iranís con sus caras destapadas y caminando por la calle en mini-faldas; leyendo escritos de Gloria Steinem; y yendo a ver The Vagina Monologues en su teatro más cercano!». Ya la anfitriona ha comenzado gestiones para asegurarse que su revista «O» se distribuya en todos los países, «pero sólo en inglés, porque lo primero que tienen que hacer las otras naciones es aprender a hablar el idioma oprahense».
Oprah risueña al lograr finalmente el sueño de su vida: poder mandar a los blancos
Cindy Trenton, una ama de casa estadounidense y fanática de Oprah a través de toda su carrera, expresó entre lágrimas de felicidad: «¡Esto es precisamente lo que el mundo necesitaba: a Oprah Winfrey en las esferas más altas del poder político, llevando su estilo único de anfitriona a todos los encuentros internacionales! ¡Dentro de poco los líderes de otros países van a estar plega’os llorando luego de que Oprah los ayude a dar una larga mirada interior y aprender a tener amor propio! Eso es lo que necesitan personas como Osama Bin Laden: ¡un poco de auto-reflexión!». Al pedirle que explicara la fuente de la fama de Winfrey, Trenton contestó: «Es que tú no entiendes el poder que tiene Oprah sobre nosotras, sus fanáticas… ¡y a decir verdad, yo no lo entiendo tampoco!».
Curándose en salud, Winfrey rápidamente decidió acallar cualquier voz de disensión que pudiera haber entre el pueblo estadounidense ofreciendo un mensaje a la nación desde la Oficina Ovalada: «Mi querido compatriota: mira debajo de tu silla y verás que… ¡te ganaste un carro nuevo!». Luego empezó a brincar de la emoción y a apuntar en diferentes direcciones: «¡Tú te ganaste un carro nuevo! ¡Tú te ganaste un carro nuevo! ¡Todo el mundo se ganó un carro nuevo! Excepto tú: tú no te ganaste tres carajos, por haber cagado el país durante los últimos ocho años!», señaló, apuntando al ex-presidente George W. Bush, quien había entrado sigilosamente por la puerta de atrás de la que fuera hasta ayer su oficina para buscar par de cosas que se le habían quedado. «Pero aparte de él y sus secuaces, ¡todos los americanos recibirán un carro nuevo!».
Seguramente el mensaje presidencial continuó después de eso, pero ningún miembro de la prensa siguió cubriendo el discurso de Winfrey (¡quien sin duda alguna será la mejor presidenta de la nación americana!) por estar todos muy ocupados dándonos una trilla en nuestros carros nuevos.