Hato Rey, Puerto Rico – La Funeraria Marín, hogar de los velorios del «Muerto Para’o» y del «Muerto en Motora«, anunció que próximamente velará a un perro muerto para’o sobre una motora para mantener su supremacía en el campo de la celebración de velorios de mal gusto.

Un perro muerto para'o sobre una motora

El velorio del Perro Muerto Para’o en Motora será el próximo evento que causará sensación en la Isla y que desatará una ola de vergüenza ajena entre millones de boricuas [Imagen cortesía de LUY]

La reacción de la Funeraria Marín se dio a escasos días de que en Ceiba se velara y se le diera cristiana sepultura a Brownie, un perro sato. Las exequias del difunto canino le brindaron notoriedad al Ceiba Funeral Home, y más importantemente, le restaron importancia a la Funeraria Marín como el lugar par excellence donde llevar a cabo servicios fúnebres estrafalarios y chabacanos. Este es un honor que dicho establecimiento había logrado cultivar arduamente durante años, afanándose a la hora de nunca decirle que no a cualquier petición de sus clientes, por más ridícula que fuera.

«¡Esos del Ceiba Funeral Home que no vengan ahora a tratar de cagar más arriba del culo y hacerse los más modernucos para tratar de tumbarnos el kiosko!», exclamó iracundo Gonzalo Arrarás, relacionista público de la Funeraria Marín. «Primero que nada, con ese nombrecito jai jóyet en inglés que tienen no pueden tapar el hecho de que están en Ceiba. Foquin Cei-ba, ¿ok? Segundo, me dicen las malas lenguas (por lo cual me refiero a lo que escribió la reportera de Primera Hora) que ni siquiera embalsamaron bien al perro porque cuentan que esa sala olía a morcilla mal lavá’. Tercero, eso de hacerle exequias a un perro sato es una charrería: es por eso que nos enorgullece anunciar que próximamente estaremos exhibiendo en capilla ardiente a Capitán, un gallardo pastor alemán, parado sobre una motora. ¡Sufre, funeraria carabelita de la Isla!», se burló Arrarás.

El velorio de Capitán se desenvolverá, según Arrarás, «con toda la pompa y fastuosidad con la que se asocian los singulares funerales por los cuales somos famosos» –por lo que seguramente se refiere a que habrá más curiosos y presenta’os que verdaderos invitados. El difunto posará erguido sobre la motora de su dueño, «finalmente atrapando en la muerte lo que persiguió sin poder alcanzar en vida». «Queremos que las exequias de Capitán sirvan para recordarle al Pueblo de una cosa sobre la Funeraria Marín», concluyó Arrarás. «Que para ridículos, ¡nosotros!».

Por El Rata