San Juan, Puerto Rico – Para celebrar que el discrimen en todas sus facetas ha desaparecido por completo de Puerto Rico, el Senado ha sometido una enmienda al Código Penal que eliminaría los agravantes por crímenes de odio.

Gracias a la labor incansable del Senado de Puerto Rico, ya no hay discrimen en la Isla

La enmienda al Código Penal, sometida en el Senado, eliminaría la posibilidad de adjudicarle penas mayores a aquellos que cometan crímenes contra otra persona por razón de raza, color, sexo, orientación sexual, identidad de género, raza, estatus civil, impedimento físico o mental, condición social, religión, edad, y creencias religiosas o políticas. Según los senadores que avalan su eliminación, la enmienda ya es irrelevante porque «Puerto Rico es una utopía terrenal donde reina la paz y el amor, así como pregonaba Walter Mercado».

La era de «paz y amor» vaticinada por Walter Mercado finalmente ha llegado

El raciocinio para la eliminación del concepto de crímenes de odio por parte de la mayoría novoprogresista en el Senado reza de la siguiente manera: «Nuestra percepción es que ya estos agravantes han logrado su meta. A pesar de que casi nunca se aplicaban (incluso en situaciones en que francamente se caían de la mata), vemos cómo han logrado que en la Isla desaparezca el machismo, la homofobia y el racismo. Bueno, también es posible que estemos haciendo esto porque nos llevaríamos a quien sea por el medio con tal de cargarle las maletas al sector evangélico de Puerto Rico. Pero para resumir: 1) Ya no hay discrimen en Puerto Rico; 2) Eliminaremos los agravantes por crímenes de odio; y 3) No nos importa tu opinión».

Desde que Luis Fortuño está en el poder, la profeta Wanda Rolón no ha tenido que cargar jamás sus propias maletas

«¡Oh, pero bueno!», celebró Jesús «Chichí» Candelaria, de origen dominicano, al enterarse de la noticia. «Etoy muy pero que muy contentos que ya no esista mai discrimen o racismos en Pueito Ricos. ¡Y debe sei cieitos, porque ya hace mai de cinco minutos que no escuchos un solo chiste de dominicainos, ni nada que pueda sei ofensivos para mi compatriotas!», exclamó con orgullo Chichí, quien obviamente no había leído este párrafo.

La grata noticia del fin del discrimen en la Isla sorprendió a muchos. Por ejemplo, una activista pro derechos de la mujer aseguró estar «maravillada» que ya no haya más machismo en Puerto Rico, conjeturando que quizás solo imaginó ver mujeres todavía siendo abusadas por sus parejas, e igualmente un defensor de los derechos de los homosexuales supuso que se imaginó que lo llamaran «pato» hace cinco minutos en la esquina y que par de atorrantes lo trillaran para darle una carga. Incluso el activista Pedro Julio Serrano, portavoz de Puerto Rico Para Tod@s, anunció que «finalmente podré darme unas bien merecidas vacaciones, dado que, si el Senado está hablando de eliminar los crímenes de odio, debe ser que en la Isla ya se arreglaron tod@s l@s incidenci@s de homofobia. ¡O sea que ya no tendré que firmar esta petición a la Cámara de Representantes para que no apruebe el nuevo Código Penal, dado que aparentemente todo está tan chuchin en Puerto Rico!», exclamó, refiriéndose a esta petición en Change.org cuyo enlace estamos proveyendo de manera totalmente incidental en caso de que alguno de nuestros lectores quiera firmarla.

No teman, padres homosexuales: ¡ya pueden salir a la calle con su bebé sin temor a que algún atorrante los agreda!

Sin embargo, muchos ponen en duda que la homofobia y el discrimen se hayan erradicado de nuestra sociedad en su totalidad, porque, según las malas lenguas, Thomas Rivera Schatz todavía anda por ahí.

Yup… still there!

Por El Rata