Ciberespacio – Durante los últimos días ha circulado por el ciberespacio boricua una historia satírica que reportaba que el senador republicano John McCain indicó que el baloncelista puertorriqueño J. J. Barea era un «inmigrante ilegal». Dicho reportaje, a pesar de ser ficticio, desató la ira de muchos boricuas, quienes anteriormente no se habían inmutado ante las barrabasadas previas del Senador.

El senador John McCain, quien si es racista no es por el invento de la historia esa

La historia, publicada en un sitio llamado Imagine 2050, hizo alusión al comentario que hiciera McCain de que los fuegos forestales en el estado de Arizona fueron comenzados por inmigrantes ilegales. A pesar de que el Senador hizo esas expresiones que carecen de fundamento, eso no fue lo que enardeció a miles de lectores puertorriqueños, sino la invención de que McCain tildó a Barea de inmigrante ilegal. Salivando con ira, internautas boricuas procedieron a criticar al Senador con un ahínco nunca antes visto, enviando así un mensaje contundente de que «de los mexicanos ilegales puedes hablar todo lo que quieras, McCain, ¡pero a nuestro Barea nos lo dejas quietecito, ¿vite?».

La carita de yonofuí que lanzó la ira inmerecida de miles de boricuas (Imagen de Wikipedia Commons)

«¿En serio? ¿Por esto es que se van a montar en tribuna ustedes?», preguntó incrédulo el senador de Arizona a los internautas puertorriqueños. «Ciertamente no los culpo por haber caído de soca con esa historia: sé que es tentador creer que dije algo tan racista e ignorante como eso. Sin embargo, lo cierto es que yo me la he pasado sembrando cizaña en contra de los inmigrantes ilegales y vilificándolos por años, y ninguno de ustedes ha dicho ni ji. Y un bambalán no hace más que inventarse que dizque tildé a ese tal Barea de ser un mojadito, y me caen encima como chinches, ¡miles de ustedes incluso firmando ciegamente una petición para que me retracte por algo que ni siquiera dije!. ¡Si por lo menos estuvieran enfogonados por las barrabasadas que he dicho, al menos eso tendría sentido!», exclamó exasperado.

Según la historia de embuste que todo el mundo se creyó, este mexicano es indistinguible de J. J. Barea para los ojos de McCain

El hecho de que la historia fuera una sátira no impidió que fuentes informativas fidedignas como La Comay tomaran el reportaje como verídico y arremetieran contra McCain. «No importa que sea verdad o no», concluyó la famosa muñeca de trapo farandulera. «¡Lo importante es que sea sensacionalista y que suene verdadero!».

La Comay también se creyó el cuento, pero no es como si ella fuera famosa por ser un bastión de veracidad

Por El Rata