San Juan, Puerto Rico – En medio de un ambiente de algarabía entre sus entusiasmados y aparentemente borrachos seguidores, el gobernador Luis Fortuño ofreció ayer su mensaje anual de distorción de realidad del país, conocido por civilizaciones anteriores como «mensaje de situación del Estado». Como parte de su presentación, el Gobernador anunció que durante el pasado año su administración logró enderezar las finanzas del Gobierno, con lo que la racha de años consecutivos en que un gobernador de Puerto Rico logra enderezar las finanzas del Gobierno aumentó a siete.

El gobernador Fortuño intenta contener la risa luego de explicar que sus medidas de control de gastos salvaron «decenas de miles de empleos»

En su mensaje, pronunciado ante los continuos aplausos de un nutrido grupo de focas sentadas en el hemiciclo legislativo, el Gobernador fue enfático al asegurar que sus iniciativas de recortes de gasto público han logrado reducir dramáticamente el déficit de $3,300 millones que alegadamente heredó de la pasada administración. «Y no solo lo hemos reducido considerablemente», explicó con gran entusiasmo el gobernador Fortuño, «¡sino que nos encaminamos a eliminarlo totalmente! Ahora, si tan solo supiéramos cómo bregar con el déficit nuevecito de $3,500 millones que hemos creado desde que llegamos, eso sería un éxito». Sin embargo, el Primer Ejecutivo descartó que este nuevo déficit represente un problema de proporciones «hecatómbicas» para su administración porque «eso lo bregará quien gane [las elecciones] en el 2012».

En su totalmente espontánea alocución, cuya transcripción oficial entregada a los medios antes de comenzar el mensaje incluyó frases como «Muchas gracias… muchísimas gracias por sus aplausos», Fortuño citó como los logros más importantes de su gestión el haber rescatado el crédito de Puerto Rico y con ello decenas de miles de empleos. Citó además la creación de 26,000 nuevos empleos, haber propiciado la inversión de $3,000 millones a través de las Alianzas Público-privadas, y el inicio de la construcción de 100 escuelas a un costo de $756 millones. «Pero sobre todo, hemos eliminado totalmente el uso de referencias y citas en el párrafo anterior, para que tú, amigo que me escuchas, no puedas ni siquiera intentar corroborar que te estamos cogiendo de idiota con este saco de embustes», afirmó el Gobernador con gran confianza.

Sobre la capacidad de crédito del Gobierno, fundamental para el financiamiento de obras de infraestructura que de otra forma no serían viables, Fortuño explicó que gracias a sus medidas de estabilización fiscal las casas evaluadoras han otorgado el Gobierno de Puerto Rico las clasificaciones más altas que ha tenido en los últimos 35 años. «Claro, tomando en cuenta que durante esos 35 años las descripciones técnicas utilizadas por las casas [acreditadoras] fueron ‘al nivel del betún’, ‘digno de una cloaca’ y ‘el sueño de un coprófago’, quizás este logro no parezca tan impresionante», abundó el Gobernador mientras intentaba que la justa perspectiva no se lo llevara por el sifón en pleno discurso. «Pero al final, el hecho de que nos hayan descrito en el último informe como ‘próximos a implosionar’ es un avance grandísimo, porque al menos esta vez no usaron referencias escatológicas para hablar de nuestras finanzas», concluyó con incuestionable lógica el Primer Ejecutivo.

Otros logros anunciados por Fortuño durante su mensaje incluyeron un marcado aumento en el número de vuelos hacia la Isla, así como la construcción de varios proyectos hoteleros. Sin embargo no explicó cómo conseguirá que dichos vuelos hacia la Isla estén aunque sea la mitad de lo llenos que están los vuelos fuera de la Isla. Tampoco aclaró qué uso se le dará a los nuevos hoteles una vez quiebren por contar con un 15% de ocupación en temporada alta. Se espera que para mediados del año entrante el Gobierno haya desarrollado un plan de manejo de elefantes blancos para lidiar con este problema.

«Yo conozco tus preocupaciones y tus anhelos», aseguró Fortuño con gran sinceridad al final de su inspirador discurso. «Este equipo te escucha… y te responde», concluyó, sin aclarar por qué siempre «responde» con escandalosamente mal ponderadas respuestas a preguntas que nadie ha hecho.