Palacio Real, Medio Oriente – Citando «problemas asegurando fondos para la nómina» y «situaciones fuera de nuestro alcance», los Reyes Magos de Oriente, quienes ayer trajeran regalos a los niños cristianos no gringos del mundo, anunciaron que el Rey Baltasar ha sido despedido inmediatamente.


Los Reyes Magos, antes de que la pelambrera causara que fueran dos en vez de tres

Los Dos Santos Reyes, Melchor y Gaspar, tomaron la difícil decisión el día de ayer, luego de haber culminado la ardua faena de distribuir millones de regalos sentados encima de incómodos camellos hedientes. «Nos da una gran bena haber tenido que desbedir a Baltasar», explicó Melchor con su acento de árabe genérico. «Bero lo cierto es que ya los fondos no daban bara boder bagarle el sueldo a tres embleados, bara luego trabajar un solo día al año: es bor eso que tubimos que bedirle la renuncia a Baltasar el día de ayer. Gasbar y yo le deseamos lo mejor a nuestro biejo amigo, y le daremos buenas referencias bara ayudarle a conseguir otro embleo. ¡Quizás Santa Claus necesite un nuebo asistente!», sugirió el Rey Mago con optimismo.


«Quizás Santa Claus interese dibersificar racialmente su mano de obra», conjeturó Melchor

Baltasar, por su parte, no tomó de buen grado la determinación de sus socios: «¡Yo no me basé tantos siglos llebándole regalos a mocosos ingratos bara que me desbidan así borque sí! ¿Y bara colmo me ban a botar justo el día desbués de haberme fajado como un asno en la bentiúnica noche al año que trabajamos los tres? ¡Miengue es!», exclamó iracundo el Rey Mago, con un sorpresivo dominio de la jerga puertorriqueña. Baltasar contó que apenas repartieron el último regalo, los otros Reyes Magos lo despidieron y le quitaron su camello y su atuendo real, «borque no querían que yo chiribeara bistiéndome de Rey Mago en los centros comerciales o haciendo anuncios de Burger King».


«¡Yo nunca me rebajaría a esto!», juró Baltasar entre sollozos

Jurando no quedarse de brazos cruzados, Baltasar consiguió los servicios de ultratumba del abogado Johnnie Cochran, quien defendiera exitosamente a O.J. Simpson. «¡Este es un diáfano ejemplo de discriminación racial en contra de mi cliente!», acusó el letrado, montándose en tribuna. «Si él fuera blanquito y le hubiera traído oro al Niñito Jesús, te aseguro que nadie estaría pensando en disponer de él. Pero claro, como es de raza negra y lo único que pudo traer fue mirra (algo que, incluso siglos después, nadie sabe exactamente qué rayos es), él es el blanco del despido… ¡o quizás debería decir ‘el negro del despido’!», rio Cochran, evidentemente complacido por su propio ingenio lingüístico.


Johnnie Cochran, visto aquí sacando de la cárcel a un asesino

Sea cual sea el desenlace de la batalla legal en la cual los Tres Reyes Magos estarán enfrascados durante el resto del año, los expertos están de acuerdo que quienes pagarán de un modo u otro son los niños: «Si ustedes creen que los regalos que les trajeron ayer los Reyes estaban medios charros, ¡prepárense lo que les traerán el año que viene, cuando estarán más pela’os que el fondillo de Chita!».

Por El Rata