Ciudad Vaticano, Roma – En una acción que indudablemente la trae a la vanguardia de los derechos humanos de principios del siglo 18, la Iglesia Católica dejó bien claro y por escrito, que es un crimen que sus sacerdotes posean pornografía infantil. En el mismo documento se iguala el abuso sexual de parte del clero contra personas con problemas mentales al abuso contra menores y se declara que podría llevar a suspensión sumaria y sin juicio eclesiástico. Igual de importante e indudablemente en la misma liga de la barbaridad que es el abuso sexual contra menores, declaró que las ordenaciones de mujeres sacerdotes constituyen delito grave contra del derecho canónico.


¿Alguien le puede conseguir un buen relacionista público a esta gente? Es casi casi como si tiraran la partecita de la ordenación de mujeres para cagársele a los críticos encima

«Nos tomó solo 2,000 años, pero aquí está la Iglesia finalmente, en las postrimerías del siglo 18. Ya para esa época se sabía indudablemente que fantasear con niñitos y niñitas estaba mal, había una idea general de que tomar ventaja de una persona con problemas mentales no estaba bien, y por supuesto, se sabía sin lugar a dudas que el lugar de una mujer era en la sala de parto o en la cocina», proclamó el Papa Benedicto a una crédula y fervorosa multitud en la Plaza de San Pedro en el Vaticano.

Este periódico felicitó al Papa por finalmente esforzarse en que la Ley Eclesiástica se pusiera a la par con la ley secular del mundo civilizado en cuanto a posesión de pornografía infantil y abuso sexual de parte del clero se trata. Sin embargo, le cuestionó por qué se vieron en la necesidad de tocar el tema de la ordenación de mujeres sacerdotes como si eso estuviera en la misma liga a lo que contestó: «Pero ya yo les expliqué la gravedad de eso. Cristo escogió 12 machos como apóstoles. Por lo tanto, eso quiere decir indudablemente que sólo quería machos como curas y cualquier otra cosa es un crimen contra Su Iglesia». Al cuestionarle que este hecho no era sorprendente considerando la sociedad machista a la que era contemporánea Cristo, éste contestó con tono exasperado: «Ustedes como que no acaban de darse cuenta de lo que queremos decir, así que aquí va en arroz y habichuelas. Es así porque nos sale de los cojones. ¿Estamos?».