Guaynabo, Puerto Rico – Los altos ejecutivos de El Ñame Group (El Rata, Oscar Marrano y El Cangrimán) anunciaron hoy en conferencia telefónica la fusión de su grupo con las Empresas Ferré Rangel por una suma de dinero secreta, además de 14 millones de libras de queso, una porqueriza de 40 cuerdas, y una villa paradisiaca en Culebra con su propia lechonera, respectivamente.


Ñamecín leyendo El Nuevo Día, ¡Un Gran Periódico ®!

«Ya era hora que dejáramos esa pocavergüenza de escribir noticias de embuste que nada componen», explicó El Rata mientras vacacionaba en Las Bahamas en su nuevo yate. «Las Empresas Ferré Rangel nos hicieron ver, ofreciéndonos una potuca de chavos, que es más beneficioso para nosotros que nos dedicásemos a soplarle los potes a sus excelentísimas publicaciones periodísticas en vez de estar tripiándonos las portadas totonas de Primera Hora o la poca cantidad de contenido noticioso de El Nuevo Día. Tampoco escribiremos más de política o de temas profundos: ¡podría decirse que de ahora en adelante seremos como Primera Hora, pero versión light!», describió El Rata, aunque quizás lo único que es más liviano que Primera Hora es el helio. «¡Esto de dejar el relajito sí que paga bien!», exclamó el nuevo millonario mientra un tosco mulato lo abanicaba en la cubierta de «Tu PiRATA Soy Yo», la nueva embarcación del vil roedor.


«Tu PiRATA Soy Yo», el nuevo yate de El Rata… ¡nos referimos al que está al fondo, claro está!

Según el acuerdo firmado por ambas partes, a partir de hoy El Ñame dejará de ser un periodicucho humorístico mierdoso para convertirse en un periodicucho serio mierdoso. «Después que nos dejaran seguir siendo ‘mierdoso’, está to’ habla’o», aseguró El Cangrimán desde la lechonera de su nueva villa privada en Culebra. «Intentar ser una publicación de calidad suena a pasar trabajo, y francamente, desde que firmé ese contrato a mí sólo me interesa el sol, la playa, la arena y el lechón. ¡De hecho, hasta nos aseguramos de poner una cláusula de mediocridad en el contrato!».

Dicha estipulación le permite a los integrantes de El Ñame Group continuar publicando reportajes recalentados, mal logrados y con pésima gramática robertoaranguesa, después que éstos no despotriquen de ningún modo contra las publicaciones de las Empresas Ferré Rangel: «Sí, nos vendimos», admitió El Cangrimán metiéndose otro canto de cuerito en la boca. «Francamente me hubiera gustado pensar que éramos más difíciles de comprar que esto, pero después de todo resultamos ser más fáciles que Maripily con cuatro Medallas encima. Nah, estoy hablando mierda. En verdad que esto de poder mirar a la gente por encima del hombro está cabrosísimo. Como que me está gustando esto de ser uno de Los Grandes Intereses de este país», reveló el Cangri con perversa satisfacción al tiempo que daba la orden para matar otro lechón.


Resultamos ser más fáciles que esta cochofle… ¡aunque parezca imposible!

Oscar Marrano elogió las condiciones de trabajo que disfrutarán los corresponsales de El Ñame gracias al acuerdo, y que según él redundarán en una mejor calidad de sus historias: «No más andar sumergido en lodazales y porquerizas de Guavate: ¡de ahora en adelante sólo me revolcaré en fango de la más fina calidad, sacado de canteras de Mónaco!», aseguró Marrano mientras una doncella de morales cuestionables le alimentaba uvas en la boca. «Chacho, si con los chavos que ahora El Nuevo Día nos asignará a nosotros en vez de estar gastando en las 47 porquerías de segmentos y revistas que publican los domingos, hasta me puedo alquilar un ‘ghost writer‘ de The Onion pa’ que le someta a esto mientras voy por ahí metiendo el hocico donde nadie me ha invitado», aseguró mientras guiñaba un ojo a su sonriente doncella.


«¡Petra! ¡Haced pasar a mi ghost writer de The Onion! ¡Va a tener mucho que escribir!»

El acuerdo con las Empresas Ferré Rangel surte efecto hoy primero de abril (mejor conocido en Gringolandia como «El Día de los Inocentes»): «Hum, ahora que lo pienso, espero que esto no haya sido una broma de mal gusto», comentó meditabundo El Rata mientras usaba un billete de a cien para encender un diminuto puro tamaño roedor. «¡Mira que ya escribí un reportaje loando la gesta periodística de Primera Hora, y ese tipo de cosas deja una mancha en el alma que sólo la puede limpiar un cojonal de chavos!».