The Shining Star of the Caribbean, Utopía Terrenal – Tras años de haber visto comerciales turísticos sobre Puerto Rico en canales de cable, la población de la Isla ha decidido que preferiría vivir en la versión idílica mostrada en los anuncios, y no en el despingue tercermundista que describe nuestra realidad boricua.

La Compañía de Turismo de Puerto Rico (CTPR) ha difundido a través de los años anuncios de televisión con imágenes de una isla caribeña utópica de hermosos parajes y carentes de pobreza, basura, y políticos corruptos. La intención de dichos comerciales, según la CTPR, es de «engatusar a turistas gringos con chavos para a que vengan a Puerto Rico de vacaciones en vez de irse a México a que les dé churra, o a Europa a tener que bregar con francesitos comemierdas o británicos feostios». La campaña publicitaria incluso acuñó un nuevo término en inglés para referirse a Puerto Rico, «The Shining Star of the Caribbean«, quizás porque traducir «La Isla del Encanto» a «The Isle of Enchantment» le hubiese quemado demasiadas neuronas a algún funcionario gubernamental. Sin embargo, la bien intencionada campaña de publicidad ha creado un sentido de desazón en la población de la Isla, que ve esos anuncios con la añoranza de poder vivir en el lugar mágico que ilustran.

En este video podemos apreciar cómo los boricuas se la pasan haciendo para-sailing y corriendo bicicleta en las Cabezas de San Juan

«¿Dónde está ese Puerto Rico, pa’ ir pa’llá?», preguntó ilusionado Luis Torres, dueño del Taller de Electromecánica Don Luis, en Carolina. «Yo veo esos anuncios de Turismo y me ilusiono: ¡yo también quiero vivir en ese ‘Chainin Estal of de Caribían’ menta’o, donde todo está limpio y la gente no anda con miedo a ser asaltada!». Don Luis explicó cómo, a pesar de ser el exitoso dueño de un negocio, jamás ha visto ni la mitad de los parajes bucólicos que aparecen en los anuncios, ni ha tenido ni el tiempo de ocio ni los ahorros como para irse a kayakear entre los manglares o rentar un yate de lujo. «¿Saben cuándo fue la última vez que jugué golf yo?», preguntó Don Luis. «¡La última vez que el PIP ganó unas elecciones! Chacho, yo tuve que ver esos anuncios par de veces para siquiera darme cuenta que ese ‘Chainin Estal’ se supone que fuera Puerto Rico. ¿Dónde están las calles cundí’as de rotos, los edificios vandalizados con grafiti, y los cacos perreando en las calles? Y entre tanta toma área del Viejo San Juan, no sale el barrio La Perla ni pa’ los pastores: ¡qué ceguera selectiva tiene la camarita que filmó esas escenas!».

Las cámaras usadas para filmar estas vistas aéreas del Viejo San Juan no ven casas de gente pobre

Los comerciales también enseñan límpidas playas de aguas cristalinas, pobladas por esculturales bellezas morenas y jóvenes fornidos y bronceados, haciendo que los habitantes de la Isla se pregunten dónde están esas playas que no están «to’as cagá’s, llenas de latas y botellas, y atestadas de cacos enjillí’os y flejes en gistro». Igualmente dan la impresión de que los boricuas se la pasan jugando golf en country clubs exclusivos o yendo en cabalgatas montunas, cuando la realidad es que el habitante promedio escasamente tiene el dinero para jugar bolita y hoyo, y lo más cerca que está la mayoría de irse en una cabalgata de ocio es jugar a las picas en las fiestas patronales. La campaña publicitaria, según explicó el CTPR, ha tenido que ser diseñada estratégicamente, dado que «si enseñáramos imágenes que ilustraran la desorganización generalizada de nuestra infraestructura, cómo descuidamos nuestros preciosos recursos naturales, y cómo no se puede caminar por algunos lugares sin que algún atorrante venga a hacerte pasar un mal rato, nadie nunca vendría de vacaciones acá… ¡preferirían quedarse hasta en el sobaco que es Nueva Jersey en vez de tener que aguantar esas maconderías!».


Playa que, por su avasallador realismo, nunca figurará en un anuncio de la Compañía de Turismo

Se reporta que el aeropuerto Luis Muñoz Marín se ha abarrotado de puertorriqueños reclamándole a gritos a las diferentes aerolíneas que les vendan boletos para ir «al sitio ese de los anuncios que ‘lo hace mejor’ donde todo el mundo es lindo, la gente cena langosta en restaurantes finísimos, y nadie parece estar preocupado por el desempleo o la criminalidad». Los diferentes representantes locales de dichas compañías de aviación le han asegurado a la ciudadanía que ese lugar mítico no existe, «y si existiera, ¡créannos que estaríamos trabajando ahí, y no en esta olla de grillos!».

Por El Rata