Países Asiáticos, Lejano Oriente – El ex presidente Bill Clinton, luego de que regresara de su viaje a Corea del Norte con las dos periodistas estadounidenses que habían sido encarceladas en ese país, anunció que continuaría en su gira del Lejano Oriente a ver cuántas más «jevitas chinitas» puede traerse de allá.


Éstas son las mamizongas que Clinton se tumbó en Corea del Norte

Según informaran los periódicos la semana pasada, el ex presidente Bill Clinton voló a Corea del Norte y logró que liberaran a dos reporteras americanas que habían sido arrestadas bajo sospecha de espionaje, y que enfrentaban una pena de doce años de trabajo forzado en el país comunista. Aunque este viaje se reportara como una exitosa hazaña diplomática para el ex Presidente, la realidad es que éste simplemente se hallaba en una gira personal de países asiáticos buscando «jevitas achinadas» que traerse para los Estados Unidos mientras su esposa Hillary estaba «quién sabe dónde, en uno de esos viajes largos que ella da». A pesar de que muchos han tildado a Clinton de «héroe» y han alabado su gesta diplomática, él humildemente negó tales cualificaciones, asegurando que él hizo simplemente lo que haría «cualquier marido pegacuernos si su mujer anduviese en un viaje de negocios por algún país africano en el jurutungo viejo«.


Bill Clinton: político; diplómata; pingadulce

«Le debemos nuestra libertad y posiblemente nuestra vida al presidente Clinton», aseguró agradecida Laura Ling, una de las periodistas rescatadas. «Tuvimos suerte que cuando nos estaban transportando de una cárcel a otra, por casualidad lo vimos hablando con unas muchachas y le hicimos señas. Parece que nos vio, habló con los guardias penales, les dio un sobre con lo que asumo que era una gran cantidad de dinero, y ellos nos liberaron. Luego nos acompañó al avión privado que tenía y nos preguntó si queríamos regresar con él a casa, y le dijimos que claro que sí: ¡cualquier cosa es mejor que tener que hacer trabajo forzado en Corea del Norte! ¡Yo no quiero hacer trabajo forzado ni siquiera en los Estados Unidos, no jodas!». Euna Lee, su compañera reportera, explicó que «en medio de la emoción, le dijimos a Clinton lo agradecidas que estábamos de que nos rescatara, y que haríamos cualquier cosa para demostrárselo. Eso resultó ser un error: ¡aparentemente él no sale de su casa sin los dichosos cigarros esos! Pero bueno, el punto es que ahora nos toca bregar con la insistente prensa americana que no nos dejará quietas nunca, y tolerar los comentarios repugnantes de los republicanos quienes insinúan que rescatarnos fue algún tipo de error de juicio de esta Administración; es más, ahora que lo pienso, ¡regrésennos a Corea del Norte!».


Para Bill Clinton, un buen cigarro es como la American Express: «never leave home without it!«

Clinton admitió que resultó «sorprendido y decepcionado» cuando, al aterrizar con sus «conquistas asiáticas», se topó con decenas de reporteros y fotógrafos preguntándole sobre el «rescate» de éstas. «Yo que quería mantener esto de las jevitas en el down-low, tú sabes, y luego me encuentro con todos esos malditos periodistas cock-blockers haciendo preguntas cuando nos bajamos del avión. Yo que pensé que había salido de oro con estas dos que me conseguí, porque, aunque parecen chinitas, hablaban inglés y se mostraron bien agradecidas cuando las adquirí (¡seguramente estaban metí’as en algún lío!). Obviamente, ahora que Hillary se enteró de ellas, para mí será borrón y cuenta nueva, y tendré que buscarme otras flores de loto de porcelana en otro la’o. Yo que pensé que ahora que Hillary se la pasaría viajando del tingo al tango yo finalmente tendría paz y privacidad en casa… ¡pero aun yendo tan lejos como Corea a buscarme par de mámises me mangan en pifia!».


Mientras bajaba las escaleras del avión, Clinton se preguntaba qué hacía tanta gente ahí aguándole la fiesta con sus dos jevas

Es por eso que, terminada la conferencia de prensa, el ex Presidente le ordenó a su piloto que le echara gasolina al avión y que volara rumbo al Lejano Oriente nuevamente. «Creo que ya sacaré a Corea de mi lista de paradas, porque aparentemente las coreanas cuando llegan a los Estados Unidos se convierten en divas o algo así, y entonces nadie tiene privacidad. He oído cosas buenas de las vietnamitas: aparentemente por solamente ‘fih dollah‘ ellas hacen de to’, ¡y como está la economía últimamente, no se le puede decir que no a una ganga!». El libidinoso ex Primer Mandatario se mantuvo optimista en cuanto a los prospectos de la continuación de su gira asiática, a pesar del desaire que sufriera en su escala en Corea del Norte: «Nada, es cuestión de pararse y seguir intentando. Todavía me falta ir a Tailandia, Vietnam, y Japón… ¡y estoy seguro que en esos países está la chinita linda que hace orilla!».


En este menú de países asiáticos Clinton espera poder encontrar más «chinitas bien ricas» que quieran regresar con él a los Estados Unidos

Por su parte, la Secretaria de Estado Hillary Clinton, quien se encuentra en su gira alrededor de varios países africanos, aseguró no tener problema con las andanzas de su lujurioso marido: «Que Bill no se preocupe por mí en lo absoluto, porque yo de este viaje mío regresaré a casa con Mtumbe y Ngutu, dos toscos mulatos que conocí en Nairobi. ¡Lo que es igual, no es ventaja!».


Aquí están Mtumbe y Ngutu, haciendo el baile que conquistó el corazón de Hillary

Por El Rata