San Juan, Puerto Rico – A pesar de que miles de empleados gubernamentales hicieron acto de presencia el viernes pasado durante el «Quingentésimo Décimo Sexto Paro Nacional» para protestar el plan del gobernador Luis Fortuño de despedir a 30,000 de ellos, otros miles no asistieron declarando que eso de marchar sonaba como «demasiado trabajo».

Se estima que varios miles empleados gubernamentales y organizaciones solidarias se dieron cita al frente del Departamento del Trabajo (irónicamente) a eso de las 10:30 de la mañana para marchar a lo largo de la Milla de Oro. A pesar de que la actividad estuvo sumamente concurrida, pudo haber sido aun más impactante si no hubiera sido por los miles de empleados de gobierno que boicotearon la marcha porque prefirieron el confort de sus respectivas oficinas en vez de salir a la calle a protestar por sus empleos.


Este flameante empleado de Hacienda prefirió «protestar» desde su escritorio

«¿Pa’ qué voy yo a meterme en esos revoluces?», preguntó Albita López, secretaria en una de las oficinas de la Colecturía. «El viernes pasado yo me quedé aquí tranquilita viendo la novela (bueno, seamos francos: las novelas), y cogiendo fresco con el aire acondicionado, mientras que los que fueron a la marcha tuvieron que aguantar calores y tapones y el sofocón de estar entre tanta gente. ¡N’hombe, no!». López aseguró que de todos modos no hubiera podido ausentarse de sus labores y acudir a la marcha dado que ella es imprescindible en su oficina, siendo la única persona autorizada a procesar el formulario 45L-3 necesario para procurar un sello de pago de cinco dólares. «¡Cuando yo falto, esto aquí se paraliza!», aseguró, orgullosa de que nadie más que ella supiera que «procesar» un formulario 45L-3 consta simplemente de estamparle un sello con la fecha del día y engavetarlo.


Marchantes que prefirieron coger calor que quedarse en sus oficinas cogiendo fresco

«Eso de ir a una marcha suena a mucho trabajo», aportó Manuela Gómez, representante de servicio en una de las oficinas regionales de la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados. «Hay que estar caminando afuera con la calor que está haciendo, cargando pancartas con mensajitos totones, cantando estribillos pro-obrero a ritmo de plena, y bailando La Pelúa al frente de un chorro de atorrantes. ¿Quién tiene tiempo para eso? Si bien es cierto que quedándome el viernes en la oficina tuve que atender a dos o tres abonados impertinentes que vinieron a demandar servicio (¡como si fuerayo ‘sirvienta pública’ en vez de ‘servidora pública’!), cuando me cansaba y lo que quería era un breiquecito, sólo cerraba la ventanilla, me hacía la sorda, y esperaba a que se jartaran y se fueran. ¡Fácil!».


Cuando algún abonado se le ponía majadero, Manuela se iba a la oficina de atrás a «buscar algo en la computadora»

Luis Gutiérrez, director de una de las oficinas del Departamento de Transportación y Obras Públicas, por su parte, mencionó una razón más pragmática para haber preferido quedarse en su puesto el viernes pasado en vez de hacer acto de presencia en la manifestación contra el despido masivo. «Pronto el Gobernador va a estar haciendo una listita de 30,000 empleados a quiénes botar», explicó Gutiérrez, «y digamos que yo no soy muy penepé que digamos. Por lo tanto, ¡yo mejor me quedo en la oficina haciéndome el más que trabajo en vez de estar armando revoluces en la marcha y logrando quedar retrata’o por la Policía!».

Por El Rata