Hato Rey, Puerto Rico – En un sorpresivo giro en el caso federal contra el ex gobernador Aníbal Acevedo Vilá, la fiscal federal María Domínguez reveló esta mañana su teoría completa sobre los delitos imputados, alegando que «estos inmorales actos delictivos fueron cometidos por Aníbal, en la Biblioteca, con el Candelabro». Con esta revelación, la fiscal pone de manifiesto la manera pulcra y de alto sentido de justicia con la que han investigado y manejado el caso, a la vez que asesta un rudo golpe a la defensa del ex primer mandatario del país.

Err, María, cuando te dijimos «Get a Clue!», no era a esto a lo que nos referíamos exactamente…

Las revelaciones, hechas durante la continuación esta mañana del proceso judicial contra Acevedo Vilá, echan por tierra la creencia generalizada de que la teoría de conspiración carece de méritos y que el caso corría peligro de ser desestimado: «[La defensa] lleva ya dos semanas insinuando en sala que nuestro caso de conspiración está pega’o con chicle usado, y eso no es cierto. A lo mejor de lejos parece que los cargos están más traídos por lo pelos que una cavernícola por su hombre de Neanderthal, pero nuestra evidencia es irrefutable: Aníbal, en la biblioteca, con el candelabro», explicó Domínguez con gran convicción mientras mostraba el tablero de juego en que las autoridades federales solucionaron el caso.

El tablero oficial de investigaciones federales mostrado en sala por la fiscal Domínguez, y que despeja de una vez y por todas cualquier duda sobre la solidez de los cargos

«Esperamos que la defensa no alegue ahora que fue el Sr. White con el Revólver, porque ya ese ángulo lo investigamos y no nos convence para nada porque no hay rastros de pólvora por ningún lado», adelantó Domínguez, mientras los abogados de la defensa conferenciaban preocupados. «De hecho, ya investigamos todas las posibilidades de armas, lugares y sospechosos, pero siempre aparecía una maldita coartada que jodía cualquier teoría. La que nunca pudo ser refutada fue la de Aníbal, especialmente después de que decidimos acusarlo de violar leyes electorales y no de apropiación de fondos públicos. Nuestra evidencia es sólida y robusta», alegó la letrada, demostrando una vez más las universalmente reconocidas destrezas investigativas de las autoridades federales para encontrar un culpable antes de conocer cuál crimen cometió.

Mientras tanto, el abogado principal del acusado, Tomás Green, dedicó su turno de refutación a cuestionar con voz entrecortada y temblorosa la confiabilidad de la prueba presentada, descansando en la trayectoria errática demostrada por los fiscales hasta el momento: «Esa teoría es increíble, Su Señoría. ¿Quién puede asegurarnos que el crimen no fue cometido con la Soga en el Estudio?», cuestionó Green dirigiéndose al magistrado federal Paul Barbadoro, quien examinaba atentamente las tarjetas de acusación entregadas por Domínguez. Green añadió que «esa teoría convenientemente descarta que el Sr. Plum estuvo dando vueltas sospechosamente por el Estudio durante esas semanas, y además que tanto la Sra. Peacock como el Coronel Mostaza se la pasaban hablando bajito en el Conservatorio hasta altas horas de la noche. ¡De hecho, varios testigos aseguran que el Coronel tenía una Llave Inglesa en la mano! ¿Cómo puede estar tan segura la fiscal de que fue Aníbal?», preguntó Green visiblemente preocupado. «Aquí lo único seguro es que los actos cometidos por Aníbal no fueron en ninguna Biblioteca en Filadelfia, sino quizás en alguna Cocina en Puerto Rico. Digo, además de que es seguro que no fueron cometidos por el señor Green», aseguró tragando saliva con gran dificultad.

Sobre sellado que contiene las acusaciones de Fiscalía Federal, y que de seguro establecen sin lugar a dudas que todo fue parte de una misma conspiración… or not!

Las manifestaciones de la fiscal se dan a sólo días de que el Juez Barbadoro detuviese abruptamente el testimonio de Salvatore Avanzato, testigo de referencia, indignado porque lo hayan hecho venir desde New Hampshire bajo promesa de un caso de corrupción de proporciones bíblicas, sólo para presenciar testimonios de chismosos que sirven para probar que Acevedo Vilá le robó dos mil dólares al soquete de su primo hermano. El Juez advirtió a los fiscales que estaría bien atento a futuros testimonios sobre conspiración, y de no quedar convencido sobre la existencia de una novelón más intrincado que la trama de la teleserie Lost, no vacilaría en desestimar la totalidad del caso contra Acevedo Vilá por falta de drama.

Aunque se mostró más satisfecho con la teoría de la fiscalía, el Juez Barbadoro insistió en que la fiscal Domínguez revelara más detalles sobre el esquema, proposición que fue esquivada hábilmente por la experimentada fiscal: «No se preocupe, Su Señoría», contestó Domínguez, mientras el juez la miraba emocionado. «Ya mismito traeremos a testificar a la Señorita Escarlata, que era la mano derecha de Acevedo Vilá. Ella lo confirmará todo, y usted verá que cuando se abra ese sobrecito amarillo, las cartas confirmarán la validez de nuestra acusación», aseguró la fiscal.

La sensual pero siniestra señorita Escarlata pondera cuidadosamente por cuál de los costados de Aníbal clavará su mortífero Puñal