Alrededor de la Isla, Puerto Rico – Cumpliendo un proceso cíclico que ha ocurrido desde tiempo inmemorial, ahora que se está acercando la época navideña, el pueblo puertorriqueño ha comenzado a redescubrir sus raíces y a acordarse de su cultura, quitándole el polvo a música típica olvidada durante el resto del año.

«Ay, ¡qué bueno es volver a respirar aire fresco!», exclamó jubilosa la Plena, un tipo de música típica piertorriqueña que renace de las cenizas como el ave Fénix durante el periodo navideño, para ser nuevamente olvidado al culminar las octavitas. «Ya en ese baúl donde me tenían guardada junto a la Bomba y los Villancicos empezaba a apestar a guarda’o. ¡Menos mal que vino la Navidad a rescatarnos del olvido!». En efecto, no hicieron más que comenzar a arribar los aires festivos de las Navidades que las emisoras de radio comenzaron a tocar canciones de plena, labor que durante el resto del año queda relegada a programas en la emisora radial WIPR en horas en que nadie está escuchando.


Según nos aseguran nuestras fuentes, éste es un efímero despliegue navideño de plena

No solamente comienzan a escucharse en esta época estos ritmos típicamente boricuas, sino que también son mencionados a menudo en canciones navideñas, las cuales hablan de la bomba y la plena como si fueran éstos los tipos de música que más escucha el puertorriqueño promedio (en vez del reggaetón y la bachata). «Hemos tenido que tomar cartas en el asunto», afirmó la Bomba, «y hacer todo lo que esté a nuestro alcance para evitar que quedemos completamente en el olvido, como le pasó a la Décima y al Seis Chorrea’o (aunque con ese nombre tan charro, hasta yo lo hubiese mandado a ‘chorrearse’ pa’l carajo)», acotó la Bomba en voz baja y mirando al Seis Chorrea’o de reojo. «Una de nuestras estrategias para que no nos olviden completamente es un contrato que tenemos con Lucecita Benítez en donde ésta tiene que mencionar la frase ‘bomba y plena’ en cada una de sus canciones navideñas. Ella sabe muy bien que de no hacerlo, estas fotos que tenemos de ella guiando con dos litros de pitorro encima caerían en manos de la Policía», aseguró con tono amenazante mientras acariciaba un sobre manila.


El 15 de enero a primera hora van a meter a este tambor con to’ y doña en una caja, rellenándola con bolas de naftalina para que no se apolille

La ausencia de esta música típica durante el resto del año ha hecho que muchos niños puertorriqueños se críen pensando que son un estilo de música que sólo existe de diciembre a principios de enero, y que luego desaparece al igual que José Nogueras (aunque es harto sabido que éste simplemente se retira a su cápsula criogénica para esperar las próximas Navidades). «¿En serio la gente antes escuchaba esta música todo el año?», preguntó Raulito, un niño de ocho años, quien se mostró extrañado al enterarse que la bomba y la plena forman parte de la música autóctona puertorriqueña. «Parece que en los años de las guácaras la gente lo único que hacía era comer morcillas y pasteles, parisear hasta el amanecer, y beber ron, porque estas canciones navideñas sólo se habla de eso… bueno, y del Muerto Para’o, claro está. Bueno, y si esa música siempre ha existido, ¿qué le pasa cuando se acaban las Navidades? ¿Será que se va de vacaciones muy lejos, a ese sitio bien lindo y con muchos árboles pero el cual no podemos ir a visitar, como hizo mi perrito Blackie?».


Blackie, visto aquí en el campo verde y con muchos árboles donde se la pasa jugando todo el día con sus amiguitos

Sin embargo, a pesar de la temporera primacía de los ritmos de bomba y plena durante esta época navideña, la Bachata y el Reggaetón no se mostraron preocupados en lo más mínimo porque fueran destronados de su sitial entre la música popular de hoy día. «Yo me ha estado quedando con el cantos últimamentes», declaró orgullosa la Bachata. «Ante la gente ecuchabas más la salsas y el merengues, pero ahora mi ritmos es todo lo que la personas quieren ecuchai». Igual de seguro se mostró el Reggatón: «Vite, pai, nosotros sabemos que la gente va a volvel pa’cá cuando se acabe esta pendejá’ del Crismas. Los boricuas siempre regresan a sus raíces, yo«.


Cuando se acaben las octavitas, Puerto Rico volverá a sus verdaderas raíces culturales, ejemplificadas aquí por Zulesmary y Paco

Por El Rata