San Juan, Puerto Rico – Luego de que se colgara en la Cámara de Representantes la Resolución 99, la cual pretendía definir el matrimonio como exclusivamente entre hombre y mujer, el Senador Jorge de Castro Font reaccionó anunciando que someterá un nuevo proyecto de ley que prohibirá que la gente pueda escoger ser homosexual en primera instancia.

La Resolución Concurrente 99, propuesta por el mismo De Castro Font y la cual fue espeluznantemente aprobada previamente por las dos terceras partes necesarias en el Senado, planteaba enmendar la Constitución de Puerto Rico para especificar que el matrimonio «se constituirá sólo por la unión legal entre un hombre y una mujer en conformidad con su sexo original de nacimiento«, claramente no para discriminar contra personas que no cumplan con esas características y prevenir que éstas puedan casarse según la ley, sino para «proteger a la familia».

«La familia es la cosa más sagrada e importante en nuestro País», aseguró De Castro Font. «¿Por qué creen que me divorcié? ¡Para poder tener otra familia más!», explicó el Senador, luciendo unos vistosos calzoncillos Hanes especialmente diseñados para poder predicar la moral en éstos cómodamente. «Énigüei, el punto es que dejar que dos hombres se casen atenta contra la familia, la cual mi Resolución 99 intentaba proteger, pero esas bestias montunas de la Cámara me la colgaron. Dado que es harto sabido que la homosexualidad es un comportamiento escogido, mi solución es sencilla: prohibir que la gente pueda escoger ser gay al nacer. Voilà! ¡Problema resuelto!».


Jorge de Castro Font orgullosamente enseñando un pergamino que evidencia su avasalladora heterosexualidad

Siguiendo su impecable cátedra de lógica, De Castro Font prosiguió: «Todos cuando nacimos llenamos un encasillado en nuestras actas de nacimiento donde plasmamos nuestra preferencia sexual. Obviamente yo hice una ‘X’ bien grande al lado del encasillado que leía ‘Macharrán De Pelo En Pecho’, para evidenciar que lo mío es el tostón y no el salchichón, y todos los homosexuales que andan por ahí, vistiéndose de mujer y regando enfermedades, escogieron el encasillado que leía ‘Farifo Tragasables’. ¡¿Quién los manda?! ¡Tan fácil que hubiera sido escoger ser normal y evitarse todos estos dimes y diretes, para después venir a protestar en contra de la 99! Es que lo que quieren es llevar la contraria: se creen que porque son ‘ciudadanos’, ‘contribuyentes’ y ‘seres humanos’, tienen que tener los mismos derechos que nosotros los normales… ¡que no traten de cagar más arriba del culo! Ja ja, pérate, ¡déjame no darles más ideas!», rio repugnantemente.


Certificado de nacimiento puertorriqueño, con las dos opciones de «Preferencia Sexual» que De Castro Font quiere eliminar [Foto cortesía de 8pex]

Al preguntarle que cómo puede decir a ciencia cierta que la homosexualidad es una preferencia en vez de una orientación fuera del control de la persona, cuando millones de homosexuales aseguran que ellos no escogieron ser así, éste respondió: «Ay, que se dejen de mariconerías: será que no se acuerdan porque eran chiquitos, pero todo el mundo marca lo que le gusta cuando nace y punto». Sin embargo, éste titubeó un poco cuando le preguntamos que incluso si fuera un «gusto» como él declara, nadie escoge lo que le gusta: «Hum… pues es que uno puede hacer que le gusten las cosas con el tiempo. Por ejemplo, cuando yo era chiquito y mis papás me ponían a comer frutas, me encantaba el guineo y no me gustaba la papaya, pero luego de años de atragantarme de papaya para agradar a mis padres y ser aceptado por ellos, ahora me encanta la papaya y odio el guineo…. ¡yummy, papaya! ¡Guineo, fóchila! ¿Ven? ¡Fácil!».


En la batalla entre el guineo y la papaya, para el Senador De Castro Font ganó la papaya

Respondiendo sobre qué opina de países como Canadá, y España, e incluso estados como Vermont, Massachusetts, y recientemente California, que han permitido matrimonios o uniones de hecho homosexuales sin que se desmorone la socie– «¡Por ahora!», interrumpió el Senador. «Porque yo lo que he oído es que en esos antros de iniquidad ya no hay casi familias. En cuanto empezaron a casar patos, las familias empezaron a desaparecer; todo se sumió en el pecado, la inmoralidad, y películas de Pauley Shore; y comenzó a caer una lluvia de fuego que calcinó todas las ciudades (yo a California le doy menos de un mes antes de que se hunda en el Pacífico). Y no, peor aún, he oído reportes donde las pocas familias sobrevivientes tuvieron que hacer cosas indecibles, como tener que explicarles a sus hijos que hay dizque diferentes tipos de ‘familias’ y que no todas son como las suyas. ¿Te imaginas ese horror como padre, tener que hablarle a tus hijos sobre las diferencias entre las personas y educarlos a tener que apreciar que de todo hay en la viña del Señor? ¡N’hombe, no: mejor muerto!».


Visualización artística de la venidera y inexorable destrucción de California

Predeciblemente, grupos pro derechos gay alrededor de la Isla tildaron este nuevo proyecto de ley de ser «una barrabasada», «un insulto», y «WTF?«. Guillermo «Guille» Alicea, portavoz de la Federación de Ayuda a los Gays, declaró que encuentra injusto que a las futuras generaciones se les prive del derecho que él gozó de elegir ser homosexual: «Para serles franco, yo estaba considerando este estilo de vida desde que era un feto (con decirte que Mami se la pasaba escuchando a Barbra Streisand cuando estaba embarazada). Siempre supe que quería una vida llena de drama y sufrimiento por vivir dentro del clóset en una sociedad homofóbica. O sea, ¿quién no escogería una vida tan excitante como ésa? Yo amo no tener los mismos derechos que las parejas straight: por Dios, ¿quién quiere casarse y tener todas esos beneficios? Además, ¿qué importa ser diferente y sentirse excluido de la sociedad, si puedes ser fabu? Por estas razones y muchas más estamos abogando porque se le permita a las generaciones venideras poder escoger unirse a nuestro club (como ha hecho una sorprendente cantidad de miembros del Partido Republicano), y no obligarlas a algo tan vulgar, mundano y pedestre como la heterosexualidad», concluyó, con un escalofrío involuntario.


Foto de Guille Alicea de bebé, luciendo un traje que lo hubiera vuelto gay si no lo hubiese sido ya

Por su parte, Víctor «Vitín» Logroño, otro miembro de la Federación, relató: «Bueno, para serles franco esto de ser gay no fue como me lo vendieron en el útero: me hablaron de paradas, fiestas, y carreras como cantante de Menudo, pero la realidad ha sido muy diferente. Nadie me habló de tener que ver a mis padres llorar y sufrir al pensar que habían fallado al criarme; de que mi propio gobierno me trate como ciudadano de segunda categoría; o de que tendría que explicarle una y mil veces a personas de mente estrecha que ser homosexual no quiere decir ser una loca de beauty ni que te vas a convertir inexorablemente en un travesti sidoso como ‘Simón, El Gran Varón’.. Sin embargo, no todo ha sido malo: sí me ayudó a apreciar la importancia de tener amigos que me apoyasen incondicionalmente, y a darme cuenta que lo que más ennoblece a un Pueblo es que le otorgue la misma valía a los derechos de los pocos que a los derechos de los muchos. Y quizás algún día lleguemos a eso… ¡pero no si le quitan la posibilidad de escoger el encasillado que dice ‘Farifo Tragasables’ a los futuros bebés!».

Un grupo de lesbianas intentó igualmente de sumarse al grupo de protesta, pero fueron ignoradas porque evidentemente a nadie le importa lo que dicen las lesbianas.

Por El Rata