Soweto, Sudáfrica – El Enviado Celestial y actual Presidente del Partido Nuevo Progresista, el Dr. Pedro Rosselló, declaró ayer en un programa radial matutino que el hecho de que un 99.9% de la población puertorriqueña opine que su promesa de «ofrecer una amnistía a todos aquellos funcionarios gubernamentales corruptos que acepten su culpa y pidan perdón públicamente» es la idea más pendeja de este joven siglo lo hace sentir que se encuentra en medio de una persecución martirizante que hubiese hecho que Nelson Mandela se sintiese como en su casa en la celda que ocupó por veintisiete años.

Rosselló, también conocido como el ex-Mesías entre ex-seguidores que se han dado cuenta de que no ha logrado dividir por el medio ni una quebradita, confesó que la idea de compararse con el líder africano vino a él por equivocación: «Es que necesitaba el número de teléfono de Collin Powell para que me ayude con el asunto de las primarias, y lo estaba buscando en Wikipedia, pero tú sabes, como pa’ mí to’s esos negritos son iguales, no me di cuenta de que estaba leyendo información sobre la vida de Mandela. Al aprender sobre la vida de este africanito, quedé como bruto, como a menudo me pasa, y me dije: ‘¡Este tipo y yo somos igualitos!’, en especial en que nos han perseguido y en que hemos pertenecido a muchas organizaciones», aseguró sin aclarar la relación entre las organizaciones de derechos civiles a los que ha pertenecido Mandela y los equipos de tennis a los que ha pertenecido él. «Pero lo que sí me sorprendió es el apoyo tan grande que nos ha dado la gente a ambos», concluyó.


Imagen que denota el increíble parecido entre las difíciles vidas que les ha tocado llevar a ambos mártires

Los seguidores de Rosselló trataron de explicar la propuesta de su líder de darle una amnistía a los funcionarios corruptos que pidan perdón públicamente citando cómo en el siglo XVII los funcionarios gubernamentales salían a una plaza pública a pedir perdón, «o al menos eso leí en Wikipedia», aseguró uno de los dos seguidores de Rosselló. Por su parte, el jefe de Justicia de Sudáfrica que encarceló a Mandela, Jongintaba Dalindyebo, opinó: «¡Carajo! ¡Qué fácil hubiese sido esto en Sudáfrica, salir a una plaza pública a pedir perdón! Qué guamecito: borrón y cuenta nueva. Así hubiéramos dejado libres por las calles un chorro de delincuentes, como al Mandela éste. ¡Pues no! ¡Mano dura contra el crimen, eso es lo que siempre he dicho yo!».


Concepto artístico del proceso de perdón a los corruptos propuesto por El Enviado

Al enterarse de estas declaraciones mientras se daba un facial de leche de coco en el Soweto Zen and Spa, Nelson Mandela se mostró indignado por el hecho de que Rosselló se comparara con él: «¡Esto es increíble! ¿Cómo se atreve este tipo a compararse conmigo, yo que estuve preso un cojón de años precisamente por no ser parte de un grupo de corruptos? Por su parte, él fue el único de su gobierno que no cayó preso: que quede claro que ese Dr. Rosselló no está preso porque no hubo un chota con suficientes cojones para delatarlo», aseguró Mandela con un sorpresivo dominio de la política puertorriqueña.

No podiendo soportar la injuria que es ser comparado con Rosselló, Mandela aseguró que enviará un corresponsal a la Asamblea General de las Naciones Unidas para que declaren la aseveración del ex-Mesías «una vil calumnia», para que quede claro para todo aquel con dos dedos de frente que no hay semejanza alguna entre un político prepotente puertorriqueño y un líder humanista sudafricano. También aseguró Mandela que demandará a Rosselló internacionalmente por difamación y daños y perjuicios a su reputación, y que exigirá la pena mayor en su país para dicha falta: treinta azotes, y tener que ver cuatro horas de videos de mujeres tribales con las tetas caídas. Por su parte, Rosselló, con su usual gracia y estilo, respondió: «Mandela, my dear, I don’t give a damn«.


Los ilustres miembros de la delegación de Sudáfrica ante la ONU mientras exigen la disculpa pública del Dr. Rosselló, además de treinta azotes por daños éticos y morales

Por La Chela