San Juan, Puerto Rico – Reconociendo la realidad de que el Departamento de Educación Pública ha resultado incapaz de educar a la juventud puertorriqueña por ya varias décadas, éste ha decidido que de ahora en adelante se conocerá en vez como el «Departamento de Guardería de Manduletes» (o «DGM», por sus siglas en español). Dicho cambio responde al reconocimiento de la administración de que el Departamento ha sido incapaz de controlar a los estudiantes, quienes hacen de todo menos estudiar y aprender.


Estudiantes en plena joda, cuando se supone que estén en la clase de inglés

El Dr. Rafael Aragunde Torres, Secretario del ahora DGM, confesó: «Miren, esto de ‘educar’ a los jóvenes de Puerto Rico no estaba bregando: le dimos un buen chance, pero Nacarile del Oriente. Resignándonos a nuestro verdadero rol en la sociedad, ahora nuestro mandato será simplemente el de mantener a todos los estudiantes en nuestros planteles mientras sus padres trabajan y nada más, convirtiéndonos sencillamente en una guardería infantil, pero de manduletes». Aragunde admitió la derrota («¿Qué derrota?», increpó Carlos Romero Barceló apareciendo de la nada) del Departamento en llevar a cabo su función: «Hace par de décadas nos llamábamos el ‘Departamento de Instrucción Pública’, o sea que sólo teníamos que instruir a los estudiantes; luego, en un intento infructuoso y mal concebido de defecar allende al orificio anal, nos cambiamos el nombre al ‘Departamento de Educación Pública’, como si más allá de enseñarles a leer y a escribir, pudiéramos inculcarles conceptos de la buena educación a estos manganzones que apenas pueden estarse quietos cinco minutos sin que alguien quede embarazada o salga en un video porno (por más chavos que le saquemos a eso)».


El Dr. Rafael Aragunde, sonriendo resignado al fracaso de su departamento

El cambio de nombre, aunque es un reconocimiento del fallo de administradores y maestros por igual, ha sido recibido con beneplácito por la majoría de los profesores del sistema público. La Profesora Lucy Currás, quien lleva «enseñando» español en la Escuela Prócer Puertorriqueño por los últimos veinte años, manifestó: «Al menos esto nos quita algo de peso de encima a nosotros los maestros: ahora con que los muchachos no salgan de los predios del plantel, ya cumplimos nuestra labor, sin importar que hayan aprendido algo o no. Por Dios, si no podemos evitar que los estudiantes anden por ahí perreando en los pasillos, o participando en alguna película pornográfica de Jacobo Morales: ¿para qué engañarnos? Ya, nos rendimos: manduletes, ustedes ganan». Además, ya hastiada después de tantos años de intentar de educar estudiantes apáticos e irrespetuosos, la profesora da como ejemplo del fallo del sistema educativo los mensajes que los jóvenes se escriben en comunidades cibernéticas como MySpace: «No saben acentuar ni escribir ni siquiera las palabras más sencillas: como un ejemplo, léanse esto: ‘JaJa Tu SaVeS Ke Tu ErEs Mi NeNe LiNno De Vdd Y Ke Te KeLo MuChOoOoOo Tu GeRLA ZuLeYkA’… Por favor, ¿quién carajo necesita tantas letras mayúsculas?»


La Profesora Lucy Currás, amargada después de tantos años de tratar de educar cacos malcriados

Claro está, muchos padres están en contra del cambio de actitud de los educadores del país. Edelvina Piemontés, madre de cinco niños en diferentes grados del sistema educativo, se quejó: «Yo no mando a mis nenes de gratis a la escuela para que los profesores vengan con estas holgazanerías. Si mi Susanita no aprende buenos hábitos de estudio desde joven, ¿cómo terminará en una buena universidad, o, en el peor de los casos, en la Iupi? Y mi Martita, ¿cómo podrá alcanzar su sueño de ser doctora si no aprende biología? ¿Y qué de mi Raulito…? Bueno, Raulito a la verdad que está bien cabrón de bruto, pero si no sabe aunque sea algo de matemáticas, ¿cómo podrá operar la caja registradora en McDonald’s?» El Secretario Aragunde, sin embargo, se mostró tan apático a las quejas de los padres como los estudiantes ante sus estudios: «En lo que a mí concierne, los progenitores que están exponiendo estas querellas pueden otorgarle un ósculo a mi región gluteica».


Edelvina Piemontés con su marido y su reguero de nenes: «Raulito se merece aunque sea un McTrabajo»

Por El Rata