Barcelona, España – Durante el día de ayer, el gran tenor italiano Luciano Pavarotti pasó a mejor vida cuando falleció por una insuficiencia renal, luego de una larga lucha contra un cáncer pancreático. Reconocido por muchos como tal vez el tenor más talentoso de su generación, el mundo de la música está teniendo problemas asimilando la pérdida de El Gran Tenor. Bueno, casi todo el mundo, dado que el español José Carreras, mejor conocido como El Tercer Tenor (detrás de Pavarotti y Plácido Domingo) no perdió tiempo en declararse como El Segundo Tenor, en un descarado intento de sacarle provecho a la muerte de Pavarotti.


«¿Cómo está mi jamoncito en medio del sandwich? ¿Cómo está mi jamoncito?», le decía Pavarotti a Carreras en esta foto, a lo que éste respondía en voz baja: «¡Jilipollas!»

«Ya se acabaron las excusas para no acordarse de mi nombre», dijo José Carreras en entrevista exclusiva con El Ñame. «Porque… ¡Coño! ¡Carajo! ¡Qué mucho jode que la gente nunca se acuerde de uno! ¡Nadie nunca se acuerda del tercero en nada! Los otros días estaba en casa de unos amigos jugando Trivial Pursuit, un jueguito de trivia, y a alguien le tocó la pregunta ‘¿Quiénes son los Tres Tenores?’, ¿y me puedes creer que al que le tocó la pregunta menciona rápido a Luciano y a Domingo, y nunca se acordó de mí? ¡Conmigo en el cuarto, carajo! Y después me preguntan, ‘Adiós, ¿si tú eres el otro? ¡Pero se ve tan joven el de la foto del CD!’ ¡Mal paríos hijoeputas!» exclamó iracundo.

«Y Plácido que se cuide, que le vengo pisando los talones: yo soy el más joven de los tres», aseguró José Carreras, el nuevo «Segundo Tenor»

«Pero yo tranquilo: ya Luciano es cosa del pasado. Ahora Plácido es primero, y yo segundo. Ahora es Plácido Domingo y José Carreras, sin el gordo cabrón ése cogiendo todo el espacio. ¿Sabes qué? En verdad está cabrón que la gente no se acordara de mí. ¿Qué nombre más fácil y genérico que ‘José’? En verdad es que la gente está cabrona. Ahora lo que falta es que la gente se acuerde sólo de Plácido porque su nombre es más interesante que el mío. Ay no, vete pa’l carajo…», finalizó con la mirada de alguien que acaba de darse cuenta que siempre va a estar jodío.