Carolina, Puerto Rico – Yetzaida Ruiz, una de las secretarias de la Oficina de Servicio al Cliente de la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados de Carolina, fue despedida de su posición por tener «una conducta profesional no cónsona con la de sus compañeras de trabajo», lo cual traducido de «burócrata puertorriqueño» a español quiere decir que era demasiado eficiente y estaba haciendo a las demás secretarias lucir mal.


Esta hermosa gema de la arquitectura moderna alberga la Oficina de Servicio al Cliente de la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados de Carolina, adonde los abonados puertorriqueños pueden acudir para ser ignorados profesionalmente

«Esta Yetzaida siempre estaba tratando de cagar más arriba del culo», opinó molesta Antonia «Toña» Martínez, otra de las secretarias de la oficina. «Por ejemplo, cuando venía alguien con alguna petición, ella siempre les decía ‘Con gusto tratataré de ayudarle, caballero’ o ‘señora’, en vez de simplemente decirles ‘Ay, mi amol, eso no es aquí’, que es la contestación correcta. ¿Cómo se supone que nuestros abonados sepan que valen menos que un peo de ramera si no los llamamos ‘mi amol’ de forma condescendiente?»


Toña Martínez, galardonada por diez años consecutivos con el premio de «Mayor Apatía Al Tratar Al Cliente» por el Gremio de Secretarias Puertorriqueñas

Manuel Arrarás, el antiguo supervisor de Yetzaida Ruiz, fue quien inició su orden de despido. «Es que de verdad que Yetzaida estaba de pinga: venía gente con peticiones sencillas y ella lo manejaba todo ella misma y lo resolvía rápido, en vez de decirle al cliente que tenía que esperar a que yo aprobara la petición, la cual esperaba por días muerta de la risa en mi escritorio», añadiendo enfurecido, «¡Coño, yo soy importante! ¡Yo soy quien decido qué peticiones no se aprueban y cuáles no!»


La Oficina de Servicio al Cliente, como se puede ver aquí, está trabajando arduamente durante las horas más ajetreadas del día

El despido de Yetzaida fue unánimemente recibido con beneplácito entre las otras once secretarias de la oficina. Por ejemplo, Inés «Tuti» Meléndez comentó: «Hay gente que dice que el Gobierno tiene demasiadas plazas para muy poco trabajo y que mucha gente en las oficinas gubernamentales sobra, pero eso no es así», sentenció inequívocamente, «siempre y cuando todas nos adheramos a la sencilla regla de que cada cual hace el trabajo mínimo por día para que haya algo que hacer para todo el mundo. Por ejemplo, la Yetzaida trabajaba de ocho de la mañana a cinco y media de la tarde, solucionando problemas a diestra y siniestra, en vez de, como todas nosotras, hacer un poquito de trabajo al llegar por la mañana, darse un cafecito a eso de las diez y media, luego tomarse un almuerzo de dos horas, hacer otro poquito de trabajo mientras dan anuncios durante la novela de la tarde, y luego empezar a recoger los bártulos a las cuatro de la tarde y rehusar atender más clientes después de las cuatro y media».


Dueña y señora de uno de los siete sellos que debe tener cada petición de un cliente para que sea aprobada, Tuti Meléndez no aprecia que Yetzaida trate de ser tan eficiente

Yetzaida dice haber aprendido su lección: que el punto no es resolverle problemas al cliente, sino más bien dar la ilusión de estar muy ocupada todo el tiempo, delegar trabajo a otras oficinas gubernamentales, y asegurarse que cada petición tenga que pasar por el escritorio de todas sus compañeras de trabajo. Puntualizó además de que se matriculará en un curso ofrecido por el Insituto de Banca llamado «Dicción y Léxico Secretarial», para aprender cómo hablar como secretaria gubernamental, y que leerá el libro de la Profesora Ignacia «Yiya» Torres, titulado «Cómo Parecer Indispensable Sin Hacer Tres Carajos», a la venta ya en las cadenas Pitusa y «Secretaries ‘R Us».


Yetzaida Morales, adorablemente trabajando con tesón para satisfacer al cliente, antes de haber aprendido la lección

Por El Rata