El Carajo Viejo, Ucrania – La revista «Biology Letter», basada en Irlanda, informó que una tiburón martillo fecundó y dio a luz sin necesidad de un tiburón macho, dando comienzo a la descartación del hombre por parte de la naturaleza, y el comienzo de la Era de la Mujer.

«La Madre Naturaleza parece que ha dicho ‘¡Basta Ya!’ al Hombre», nos aseguró Eladio Pérez, biólogo marino en Sea World, Orlando. «Se cansó de nosotros, de nuestras estúpidas guerras y de nuestra miopía colectiva, y le ha entregado el mundo a las mujeres. Dios mío, ¿qué vamos a hacer? Es sólo cuestión de tiempo antes que las mujeres ya no nos necesiten para fecundar. No tendrán ninguna razón para aguantarnos las pegá’s de cuerno y los juegos de basket. Yo en verdad le aconsejo a todos los hombres por ahí que compren muchos chocolatitos y flores, porque lo que viene por ahí es candela», nos dijo con claro pánico.

Sin embargo, puede que ya sea demasiado tarde. Nuestras fuentes en la antigua república socialista soviética de Ucrania nos reportaron del primer nacimiento documentado de una niña de parte de una madre virgen. La niña, llamada simplemente Aleksandreyeva, estaba siendo mantenida en secreto por un culto compuesto exclusivamente de mujeres en una remota aldea de la Ucrania, y según se nos informó, ningún hombre que ha entrado a la aldea con el propósito de ver a la niña ha vuelto a ser visto. Sin embargo, para nuestra sorpresa, las protectoras de la niña informaron a nuestras fuentes que la niña pidió explícitamente que fuera nuestro rotativo el medio que cubriera la noticia de su revelación al mundo, por lo que se nos concedió a El Rata y a este servidor una entrevista con la infante.

Aleksandreyeva, la devoradora de hombres y primera mensajera de La Gran Madre Tierra

«Una nueva era ha comenzado, una nueva y verdadera Era De La Mujer», nos dijo con voz de ultratumba la niña que aparenta tener apenas unos 6 meses. «Suficiente hemos aguantado los agravios del hombre, violando la sagrada Madre Tierra con sus estúpidas guerras, maltratando y menospreciando a las mujeres que les dieron el regalo de la vida». Luego añadió al tiempo que sus ojos brillaban con la intensidad de diez mil soles: «¡No más! No más mujeres ultrajadas en ninguna parte del mundo. No más opresión. No más zapatos de tacos ni depilamientos ni pestañas postizas. Sepan que yo soy sólo la primera y ya han llegado otras como yo, una por cada continente. Cada hombre, invariablemente, será traído ante nosotras y consumido por nuestro insaciable fuego, entregándole poco a poco e inexorablemente el mundo a las mujeres, cumpliendo el encargo de nuestra Gran Madre. Menos a ustedes dos: ustedes están cabrones. Pero van a tener que cambiarle el nombre al periódico a algo más femenino, como ‘La Yautía’. ¿Capisce?» le aseguró a estos dos servidores, mientras nos auto-defecábamos.