Ciudad del Vaticano, El Vaticano – Durante las actividades de Viernes Santo, el predicador principal del Vaticano, el Padre Raniero Cantalamessa, hizo un llamado a una nueva «Era de la Mujer«, claro está, después que a éstas no les dé por querer ser cura.

El Padre resaltó el importante rol de la mujer hoy día diciendo que «Hay razones para esperar que la humanidad finalmente ingrese a una era de la mujer: una era del corazón, de compasión». También resaltó el hecho que las mujeres fueron las únicas en el relato bíblico de la Pasión que nunca traicionaron ni se separaron de Jesús hasta el momento de su muerte, dando esto testimonio de la fortaleza, entereza y fidelidad de la figura femenina. Al mismo tiempo, y con la lógica impecable que caracteriza a la Iglesia Católica, procedió a manifestarse en contra del feminismo moderno, donde las mujeres han decidido «asumir comportamientos masculinos o minimizar la diferencia de sexos». El Padre Raniero elaboró sobre su sermón en un aparte con la prensa, y nuestro corresponsal especial, Al B’ahar Mamalar’aha estuvo ahí para informarnos de los sucesos.


El Papa Benedicto XVI demuestra la posición que se debe asumir durante la Era de la Mujer: «Si no hubiese sido ordenada por Dios mismo, ¿entonces por qué se llamaría la ‘Posición del Misionero’?», sentenció el Sumo Pontífice

«Queremos una Era De La Mujer, donde la mujer cumpla con su rol de abrir el corazón del hombre a la compasión. Es obvio que ése es el rol de la mujer. ¿Ustedes no ven cómo lloran por cualquier pendejá’?», comenzó el Padre.
«Sin ellas, la Iglesia estaría en serios aprietos, dado que por comando divino sólo los hombres pueden ser curas: si Dios hubiera querido mujeres curas, pues hubiera habido mujeres entre los doce discípulos. Es por eso que tenemos monjas, para que ablanden nuestros corazones mientras nosotros los hombres guiamos nuestra Santa Iglesia, como Dios quiso. Sabemos que muchos alegarán que mi argumento de que las mujeres fueron las únicas que ni traicionaron ni abandonaron a Jesucristo durante su Pasión chocan con el hecho que sólo los traicioneros e insensibles hombres pueden ser curas. ¿Pero quiénes somos nosotros para cuestionar las órdenes de Nuestro Señor?», continuó.

Al preguntársele a Cantalamessa sobre las posibles actividades que patrocinaría la Iglesia Católica para fomentar el desarrollo de la Era de la Mujer, mencionó que, aunque aún solamente existían conversaciones preliminares, entre las actividades propuestas estaban concursos de diseño y costura de sotanas para los sacerdotes, así como concursos de cocina en donde las mujeres demostrarían sus habilidades para sensibilizar a los hombres con bizcochos con motivos religiosos. «Es algo que hemos venido practicando desde el año pasado, en donde la Hermana Gloria ganó la competencia interna del Vaticano con su interpretación sobre el Calvario. Su obra se llamó ‘El Frosting Celestial’. No puedo ni comenzar a explicarles lo delicioso que quedó el frosting de chocolate con el que elaboró el pelo de nuestro Salvador en la cruz». Al cuestionársele si no era esta actividad una prolongación de actitudes machistas que perpetúan la desigualdad entre el hombre y la mujer, Cantalamessa respondió: «Para nada: la Hermana Gloria hasta agradeció la oportunidad de participar y ser relevada de su trabajo regular, limpiando las sandalias del Papa», finalizó.

La Hermana Gloria, buscando en el internet recetas para su próximo bizcocho en el concurso en la Ciudad del Vaticano: como pueden ver, ya se está relamiendo